Por: José Ramón Toro Poblete, profesor Liceo Max Salas Marchán
Seis son los capítulos que contiene el libro editado y presentado por la I. Municipalidad de Santiago titulado “100 preguntas sobre Sexualidad Adolescente” que, contiene preguntas y respuestas que, de modo comprensible, no pueden ser abordadas en gran extensión dejando de lado muchos aspectos.
Así y todo, llama la atención el cómo se ha buscado destruir un esfuerzo por educar a los adolescentes y, he sido testigo de los comentarios poco afortunados de personas adultas que rayan en la hipocresía y/o en la exageración del conservadurismo y de una rígida moral.
He leído el libro y las preguntas son preguntas que todos alguna vez nos hemos planteado. Solo me asusta la falta de responsabilidad social de quienes han emitido opiniones en los medios, sobretodo en canales de Tv.
A lo largo de las generaciones, la realidad Sexo, siempre ha sido motivo de controversia. En los primeros dieciséis siglos de nuestra era, los pocos conocimientos de la ciencia biológica, hacía que la sexualidad mantuviera una fuerte dependencia de la pureza ritual, por tanto todo lo que se relacionara con el sexo era inmoral y pecaminoso.
Al respecto les invito busquen en Internet el penitencial de BURCARDO que se sitúa en la reforma gregoriana y que tenía gran autoridad en la Edad Media. Se sorprenderán. Más tarde (1590) TOMÁS SÁNCHEZ genera una gran polémica en esta materia, solo cito una de sus sentencias, en el acto conyugal (…)”no hay culpa alguna cuando, al copular, para procrear, aceptan el placer que va unido al acto”(…). SANCHEZ rompe la cadena que solo vinculaba la sexualidad a la generación biológica, asunto que muchísimo más tarde (1962-1965) lo retomaría el Concilio Vaticano Segundo expresando que la unión de los esposos tiene dos realidades: la Procreativa y la Unitiva (liberando con ello la sensación y sentimiento religioso de “pecado” cuando no se buscaba la procreación en la intimidad. Hoy, siglo XXI, diríamos ¡Qué barbaridad! Ni hablar de la Casuística, dentro de la moral sexual, que si hoy se leyese cualquiera quedaría espantado por el rigor y las sanciones. Cito solo una de las tantas, con respecto a las miradas: (…)”Las figuras completamente desnudas de uno u otro sexo, a no ser que se miran rápidamente o por utilidad (pintores con modelos naturales) puede ser pecado mortal(…)”
La teología moral, ha ido madurando, un poco más lenta, pero su mirada ha cambiado. Hace no mucho, el Papa Juan Pablo II en su exhortación Apostólica Familiares Consortio, expresó lo siguiente: (…)”la sexualidad es una riqueza de toda la persona – cuerpo, sentimiento y espíritu” (…), con esto, claramente manifiesta una evolución de una visión restrictiva de la sexualidad a una visión más integradora.
Lo novedoso, en la teología moral, es que sitúa a la sexualidad como una alteridad en el encuentro con el otro y llama a integrar el deseo en el amor. Esto es muy potente. La sexualidad, deja de tener una connotación ritual y le otorga una mucho más humana y de íntimo crecimiento y comunión.
Lo complejo, en nuestra realidad, es que no podemos mirar la sexualidad sin considerar su entorno y momento. En efecto, vivimos en la cultura de la “utilidad”, del consumo y, nuestros adolescentes nacieron en “ésta cultura y momento”. La sexualidad (sexo) está, desgraciadamente, en este contexto. Además, habrá que agregar que, vivimos en la cultura de la “inmediatez”, donde todo se quiere, tiene y, todo se sabe al instante usando Internet. Las preguntas que, temerosamente y con temor y pudor, hacían antes los adolescentes, ahora lo consultan en la Redes Sociales. Tienen toda la información.
Otra complejidad, fruto de lo anterior, es que los educadores por antonomasia, los educadores por excelencia ¡Son los Padres de los adolescentes!. Y, no les culpo pues, no han tenido una educación en la sexualidad. ¡Lo han aprendido solos! Y, mal aprendido. Por eso, cuando los padres tratan de educar a sus hijos, más que educar, medianamente informan y exageradamente previenen (que en sí no es malo). Usan no un lenguaje aclaratorio, sino uno que se basa en las advertencias o, por último con un tímido e incierto ¡Cuídate!
Invito a los padres que, en internet, escriban en la ventana de Google el título del libro “100 preguntas sobre Sexualidad Adolescente”. Léanlo junto a sus hijos adolescentes, sin temor. Les aseguro que se dará un muy buen momento de encuentro, de diálogo y una tremenda instancia para conversar del tema. Tendrán la posibilidad de Educar mediante el diálogo.
El libro, llamado “Manual”, no tiene todo, porque es imposible que una obra de solo 158 páginas contenga todo. ¡Imposible!. Usted tendrá posibilidad de complementar, de aclarar una serie de preguntas que se hacen los adolescentes.
Léalo y verá cuán lejos de la realidad están algunas opiniones llenas de prejuicios.
¡Hágalo por sus hijos!
Mucha falta hace que la persona con más autoridad y cercanía no esté presente. ¡Usted!
