Por Eugenio Astudillo
Han pasado ya 115 años de la inauguración del Monumento al Cristo Redentor en nuestra cordillera de los Andes, y al parecer, hasta hoy, su figura y simbolismo ha cumplido con los objetivos que se plantearon sus precursores, por un lado el Arzobispo de Cuyo don Marcolino Benavente, y por el otro; según versión del historiador andino don René León Gallardo, Monseñor don Ramón Ángel Jara, que venía de regreso de un concilio de Iglesias Católicas Latinoamericanas, y vertió este deseo en la ciudad de Buenos Aires. Como siempre, en Chile, existen otras versiones, pero me quedo con las de mi coterráneo René.
Algo muy relevante es que durante un discurso de esa inauguración en el año 1904, el Obispo de Ancud, el ya mencionado Ramón Ángel Jara, dijo en un fragmento de su discurso, con mucha emoción: “Se desplomarán primero estas montañas, antes que argentinos y chilenos rompan la paz jurada a los pies del Cristo Redentor”. Y así se ha cumplido hasta ahora y ojalá por siempre.
Este monumento inaugurado el 13 de Marzo del 1904, simbolizó la paz entre las dos naciones divididas por un conflicto limítrofe que venía desde el tiempos de La Colonia, y que se refería la posesión del Estrecho de Magallanes, problema que estuvo latente entre ambos países desde el año 1843, época en que Chile creo el Fuerte Bulnes y de paso se apoderó del Estrecho, lo que provocó que, desde el año siguiente Argentina reclamó por varias décadas y medios esta situación, llegando incluso a la tentación oportunista de participación del vecino país, en la guerra del año 1879, a favor de los bolivianos y peruanos, como una forma de apurar una solución favorable para ellos, ante nuestro apremio por el conflicto del norte. Gracias a Dios esto no prosperó a nivel político, pero, desde el año 1889 al 1902, acabado el conflicto de la Guerra del Pacífico, Argentina y Chile cayeron nuevamente en una desmesurada adquisición armamentista que los llevaba; de nuevo, a tomar renovadas posiciones de guerra. Afortunadamente el 15 de Septiembre del 1899, don Federico Errázuriz por Chile, y don Julio Roca por Argentina, ambos presidentes, se juntan en el Estrecho de Magallanes, en un episodio recordado como: “El Abrazo del Estrecho”, lo que derivó que en el año 1.902, un día 28 de Mayo, en la ciudad de Santiago de Chile, se firmara el llamado “Pacto de Mayo”, que dejó a la Corona Británica como la encargada de solucionar el conflicto como mediador.
El 20 de Noviembre de ese mismo año, El Rey Eduardo VII, entregó el fallo, que ambos países acataron no sin algunos problemas-
La estatua se construyó en Argentina donde el Arzobispo Benavente hizo algunas colectas monetarias desde el 1.900, se consiguió algunos cañones en desuso para fundir su bronce y organizó los pormenores de la obra..
El escultor Argentino Mateo Alonso fue seleccionado para ser su creador, y la mirada de Jesús está puesta sobre el límite físico de los dos países, como una vigilancia permanente de los límites comprometidos en respeto,
Dada la importancia de esta obra y sus motivos, a nivel universal, el entonces Papa León XIII dirigió una serie de cartas encíclicas a todos los países católicos, pidiendo por la paz del mundo.
El monumento del Cristo Redentor está emplazado en el Paso El Bermejo, a 3.854 metros de altura, su base de sustentación tiene un alto de 6 metros, la estatua mide 7 metros y pesa más de 350 toneladas.
Si bien es cierto no acabó con todos los problemas con el vecino país, gracias a Dios nunca ha habido guerras y seguimos con fe confiando que eso nunca suceda.