Hoy se conmemoran 116 años de la instalación de la imagen en la cima del Cerro La Virgen del Valle, acontecimiento que ocurrió el 13 de abril de 1902, siendo gobernador del Departamento de Los Andes Alberto Basterrica Herrera y alcalde Froilán Avendaño y párroco de la Parroquia Santa Rosa, el presbítero Estanislao Quiterio Guesalaga Toro.
Por aquellos años Los Andes tenía una población de 6.000 habitantes y la vida de sus habitantes se basaba en vivir de la agricultura, de una industria conservera, fábrica de gas, de cerveza, hilanderías, molinos y comercio propio de una ciudad pequeña. Lo que se sumaba a las numerosas instalaciones de servicio de hospedaje, hotelería y gastronomía que originaba la presencia de numerosos viajeros que desde distintos puntos del país llegaban a Los Andes para cruzar la Cordillera de los Andes rumbo a Mendoza.
Surge entonces, según relata el historiador andino René León, la iniciativa del presbítero Quesalaga de instalar en la cima del Cerro de las Piedras Paradas una imagen de la Inmaculada Concepción, la que fue adquirida a la Casa Raff, de París, con un trabajo previo en la cima de mineros que fueron los encargados de habilitar las bases y cimientos del pedestal donde finalmente quedó instalada la imagen de la Virgen.
El párroco designó a connotados vecinos a ser padrinos y madrinas de la ceremonia de instalación de la imagen, y durante la solemne ceremonia diversas personas resaltaron el significado acontecimiento, una iniciativa de Quesalaga, que se sumó a una fecunda y generosa labor que emprendió en beneficio de Los Andes, granjeándose el aprecio de todo el pueblo, lo que quedó reflejado cuando tras fallecer a la edad de 54 años en Santiago, fue trasladado a Los Andes y sepultado en un mausoleo a la entrada del Cementerio Parroquial, en medio de emotivas ceremonias y ante la presencia de miles de personas que llegaron a darle el último adiós.