Por: Eugenio Astudillo Leal
Si hay un personaje chileno que en los albores de la patria creo grandes apreciaciones y divisiones de opinión, ese fue, nada menos que el popular patriota Manuel Rodríguez Erdoiza.
Este Héroe nacional, Abogado, y legendario guerrillero con tantas leyendas a su haber, siempre fue un alumno aplicado y sobresaliente. Estudio en el Colegio de San Carlos, luego cursó sus estudios superiores en Filosofía, Cánones y Leyes, en la Universidad de San Felipe, recibiendo su grado de doctor en el año 1809, en conjunto con si título de Abogado.
En el año 1811 el partido de Talca lo eligió su diputado, junto al nombramiento de Procurador de Santiago que le otorgó el Cabildo de esa ciudad, además del cargo de Secretario de Estado de Guerra que le otorgó el gobierno de turno. Como se puede apreciar, desde un principio de su actividad profesional, don Manuel, fue un bien considerado servidor público, lo que culminó en Agosto del 1814, con su nombramiento como Secretario de Gobierno y Ministro de Hacienda.
Rodríguez fue amigo personal de su compañero de colegio José Miguel Carrera, del cual llegó a ser su secretario privado, puesto desde el cual lo acusaron de conjurar contra de él, pero todo quedó en nada.
Después del Desastre de Rancagua emigró a Mendoza, Argentina en donde cooperó activamente con la formación del Ejercito Libertador, periodo en que nace el mítico personaje que burla, distrae y lleva información a San Martín y O’Higgins, de las actividades del ejercito realistas en Chile.
Una vez consumada la Batalla de Chacabuco, O’Higgins lo nombra Comandante General de Armas de la ciudad de San Fernando, en donde cambió a las autoridades locales, consiguiendo el rechazo del gobierno de Hilarión de la Quintana, Director Supremo interino, en ausencia de don Bernardo, quien lo manda a apresar, acusándolo de preparar una conspiración a favor de José Miguel Carrera. Tras algunos meses de detenido, José de San Martín, lo liberó y lo nombró Auditor de Guerra del Ejército.
Desde los hechos de San Fernando nacen las discrepancias entre el Padre de la Patria y Manuel Rodríguez, los que por diversas razones fueron acrecentándose paulatinamente. En la Batalla de Maipú el Teniente Coronel Manuel Rodríguez participó en la contienda al mando de su batallón los Húsares de la Muerte, pero luego, también, en el mes de abril, después del triunfo t la tranquilidad de Santiago, se decreta la disolución de este escuadrón, lo que aumenta aún más el distanciamiento de ambos próceres, razón por lo cual, después de algunas situaciones anti sistema en el proceso de independencia, don Manuel fue detenido en el Cuartel San Pablo en la capital.
A Manuel Rodríguez, para sacarlo de la contingencia de la época, se le ofreció en su oportunidad una misión diplomática en Estados Unidos, cosa que rechazó, empecinado en seguir en la beligerancia con O’Higgins.
El 25 de Mayo de 1818, fue sacado del Cuartel San Pablo, por una Compañía del Batallón Cazadores de Los Andes a cargo del Teniente Coronel Rudecindo Alvarado para ser trasladado a Valparaíso. El día 26 de Mayo, mientras acampaban a la orilla del estero de Lampa, en la localidad de Til Til, fue herido de muerte por el soldado Antonio Navarro, dando comienzo así a un pasaje oscuro de nuestra historia nacional, a tal extremo que hasta el día de hoy, aún se pone en tela de juicio; entre otras cosas, el lugar donde descansan sus restos, aparte de todas las dudas que nacieron de quien ordenó su muerte.
Aparte del asesinato propiamente tal, las circunstancias del crimen dieron vida a muchas más leyendas y conjeturas sobre la existencia de héroe, las que se sumaron a las que ya Rodríguez tenía a su haber, dando forma así, a este personaje mítico y por tiempo venerado en la historia de Chile.
Lo que sí es relevante en las historias y leyendas de este recordado héroe nacional, es que don Manuel fue un hombre ilustrado, inteligente y audaz. Adelantado en muchos aspectos para la época que le tocó vivir, al cual se le reprocha; ligeramente, solo por su carácter apasionado y avasallador en sus posturas, condiciones que les causaron muchos de los problemas que lo llevaron a sus discrepancias con otros héroes de entonces y a su aún incierto orden de asesinato, dadas principalmente a las condiciones de unidad y de un solo frente común, que necesitaban nuestros próceres, para enfrentar con éxito el período de nuestra independencia.
Despejado todo lo anterior, es importante resaltar que hasta el día de hoy, la muerte de Manuel Rodríguez es conmemorada y recordada plenamente por los habitantes de la comuna de Til Til, a aproximadamente 60 kilómetros de Los Andes, quienes organizan actividades recreativas y de homenajes en la que destaca un gran desfile el día 25 de Mayo a las 11 horas frente al monumento al Héroe, en el lugar en donde se encuentra su monumento, en donde desfila la Caballería del Ejército y todas las fuerzas vivas de la comuna, y que culmina al día siguiente, entre juegos, ramadas y buena mesa, para todo público.
Este año se conmemoran 201 años desde su crimen, y es bueno ver como una comuna cercana hace esta celebración, que para ellos es más destacada que el 21 de Mayo, por lo menos en el recuerdo de este gran personaje histórico.