Durante los días previos a las fiestas de fin de año podemos ver las calles llenas de gente cargando bolsas y los centros comerciales con largas filas en las cajas; todos compran regalos, sin embargo, en los rostros no hay precisamente alegría y ante la más mínima provocación podemos presenciar violentas reacciones.
El fin de año, por lo general, es sinónimo de fiestas, alegría y regalos; pero al parecer la acumulación de celebraciones no favorece el buen ánimo y más tiende a estresar a muchas personas.
¿Pero qué es el estrés? El psicólogo y académico de la Universidad San Sebastián, Rodrigo Venegas, explica que es un mecanismo importante en el funcionamiento humano, “ha sido un elemento central en la supervivencia de la especie, coloca a la persona en dos estados posibles: “defensa” o “ataque” y los otros comienzan a ser vistos como potenciales enemigos”.
De acuerdo con el especialista, está asociado al menos a tres grandes factores: “la tensión que genera el sobrecargo de actividades que tiene el mes de diciembre, a los eventos ya habituales, se suma la elección de los regalos, a quienes regalar, actividades en las empresas, fiestas de fin de año, amigos secretos y un sinfín de nuevas tareas que son difíciles de compatibilizar. Luego, está la tensión económica que implica los regalos, en especial en familias con numerosos hijos y la carga de deuda que se suma a la que se puede tener durante el año gracias a las tarjetas de crédito. Y finalmente están las aglomeraciones y esperas, las filas, el agobio en un centro comercial o similar, que son el gatillante final que permite liberar toda la sobre carga psicofisiológica”.
Venegas detalla que estos tres factores se conjugan para colocar al organismo en una “modalidad” emocional y fisiológica que conlleva, irritación, baja tolerancia a la frustración, a cometer mayor cantidad de errores en proceso complejos, disminución de la memoria y alteraciones de sueño y comida.
Todo esto puede desembocar en una mayor cantidad de peleas con la pareja, hijos, familiares, o cualquier persona en la calle; hay menor capacidad de mediar o negociar y finalmente cada vez mayor sensación de agotamiento que retroalimenta el estrés.
Pero ¿es normal este comportamiento? El psicólogo de la USS dice que en “el sentido de los factores mencionados, es normal y esperable un grado de estrés en estas fechas, el cambio de rutinas implica mecanismos adaptativos. Sin embargo, lo inadecuado es el sobre estrés que implica justamente la incapacidad de adaptarse a las circunstancias y que desembocan en explosiones de ira, o peleas continuas”.
El psicólogo Rodrigo Venegas recomienda algunas estrategias para manejar el estrés de estas fechas:
1. Planificar: tener una lista de personas, regalos y lugares.
2. Definir el gasto de Navidad de manera racional: Implica ser capaz de reconocer la capacidad adquisitiva y no sobre endeudarse evitando los aumentos de cupo en tiendas y bancos.
3. No dejarse llevar por ofertas del momento: Ellas están hechas para comprar lo que no se necesita. Ser capaz de hacer una lista y gastar exactamente el valor en lo planificado, evitar colas, aglomeraciones y sobre endeudamiento.
4. Elegir tiendas y lugares menos abarrotados: los malls y centros comerciales ya están saturados para estas fechas, buscar otras alternativas de compra (vía internet).
5. Evitar en la medida de lo posible el juguete de moda: es difícil con niños/as muchas veces, pero eso disminuye la presión por un bien que se vuelve escaso y que de seguro implica mucha gente y estrés.
Finalmente están quienes tienen que lidiar con personas estresadas, a ellos se les recomienda comprender que la irritación y otros estados emocionales son expresión de que “quien reacciona así no está razonando apropiadamente, ni logra gestionar adecuadamente sus recursos personales en la tarea de compras o actividades navideñas, por lo que el otro debe esperar o generar un espacio que facilite la calma y desde ahí poder llegar a acuerdos”, concluye Venegas.