Valentina Stagno Gray, Seremi de la Mujer y la Equidad de Género, Región de Valparaíso
Cuidadoras, dirigentas comunitarias, trabajadoras del sector de la salud, docentes, científicas en la desafiante misión de batallar ante la pandemia de COVID-19, evidencia una vez más, que con el liderazgo y participación plena de nosotras en todas las esferas de la vida, se alcanza el desarrollo integral y sostenible de un país. Sin embargo, muchas mujeres asisten el trabajo doméstico y de cuidados; trabajan en la economía informal; o bien; en sectores menos dinámicos de la economía y hoy más afectados por la pandemia lo que se traduce en un empleo peor remunerado y con menores oportunidades de progreso.
Así, las mujeres se encuentran desarrollando procesos y acciones necesarias para enfrentar la pandemia. Entonces, pareciera ser que la crisis ha re afirmado e incluso “demostrado” para algunos/as el rol determinante de mujeres por una parte, y por otra, revela las “imposiciones sociales” desmedidas que resisten. A propósito del exitoso proceso de inoculación iniciado en el país; en los espacios de espera si observas con detención verás más de un 90% de acompañantes mujeres: la “hija”, “nieta”, “sobrina”, “vecina”, la “cuidadora”, no obstante, no much@s reparan en aquello, pues la sociedad ha naturalizado el trabajo de cuidados en nosotras las mujeres consecuencia del continuo de violencia simbólica y la perpetración de estereotipos que nos relegan a espacios alejados de la toma de decisiones. Hace más de 100 décadas Conmemoramos a las mujeres trabajadoras, que somos todas, y aún persiste la urgente necesidad histórica de instalar la distribución equitativa de cuidados, la igual remuneración por el mismo empleo, la conciliación de la vida personal, familiar y laboral, en definitiva, la corresponsabilidad: social, doméstica y de cuidados.
Las mujeres somos contribuyentes significativas en la economía y crecimiento integral en un país, por ello desde el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género trabajamos en sensibilizar e incidir en políticas y decisiones que efectivamente forjen el enfoque y perspectiva de género en el Estado, el sector privado y la sociedad civil para reducir y erradicar desigualdades de género y; la promoción absoluta de la equidad en iguales condiciones, por ejemplo: a través de herramientas como “Empoderadas: guía para candidatas a líderes políticas” a propósito de los procesos electorales que enfrentaremos como país y la redacción de una nueva Constitución paritaria; apoyo subsidio protege; capacitaciones en oficios históricamente masculinizados y por lo tanto, mejores remunerados; entre otras acciones. Este 8M es una nueva oportunidad de reflexionar y avanzar con decisión en cambios culturales profundos que nos reconozcan en espacios en los que ya estamos, en ocasiones, de forma invisible.