Por: René E. León G., Hijo Ilustre de Los Andes 2007
Estimada Gobernadora y estimado Alcalde, autoridades locales todas:
Hoy, he querido dirigirme a ustedes, a través de la prensa, por algo que me inquieta y preocupa desde hace mucho tiempo. Se trata del poco respeto que se manifiesta hacia venerables edificios como la Gobernación, la Casa de la Cultura, iglesia de Santa Rosa y otros.
Sin dudas, aquellos rayados, graffitis y la colocación de carteles de propagandas diversas, obedecen a gentes subeducadas, algunos que manifiestan su anarquismo u otra posición filosófica o política, o simplemente su ignorancia y falta de respeto. No tengo nada en contra de ellos pero no comparto que empleen esos edificios que merecen veneración por su valor arquitectónico y patrimonial, para manifestarse. Esos edificios nos pertenecen a todos. Son parte del orgullo local por su valor, por su prestancia. Quienes los dañan, quiebran vidrios o pegan propagandas hieren nuestro derecho a admirarlos y apreciar su arquitectura. La restauración de la más que centenaria construcción, nos llenó de orgullo. Se ponía en valor un verdadero palacio de gobierno. Esa alegría duró poco tiempo. Hoy, el edificio ya luce exteriormente, sucio, deteriorado y rayado.
A pesar que sé que nuestras autoridades tienen múltiples problemas y preocupaciones que resolver y que, a lo mejor, están llenos de buenas intenciones, que, a lo mejor, están limitados por recursos, me molesta mucho la inacción de las autoridades respectivas de quienes dependen tales edificaciones para arreglarlas, repararlas o limpiarlas. Sólo un ejemplo: la Gobernación. Un edificio, valioso, importante y bello, en que se invirtieron muchos millones en su restauración. En una de sus pilastras luce un pintado que dice: «Fuck the police». Ese graffiti lleva mucho tiempo allí pero la Gobernación no ha hecho nada para borrarlo y eliminar ese insulto hacia la policía que, como a muchos me afecta ya que por cierto, no merece. Pensemos que Carabineros o PDI pertenecen al Estado y la Gobernación representa al Gobierno Interior. ¿No parece contradictorio? Por la calle Santa Rosa se han quebrado varios cristales de las ventanas. Nadie los repone. Sus muros se aprecian sucios y desaseados. Se advierte falta de vigilancia y de inacción de los vigilantes del edificio que parecen no retirar,al menos, los carteles que se pegan en los pilares.
No me voy a extender en lo que se ha hecho en el exterior de la Casa de la Cultura. Pero, si se detienen a observar los rayados y otros daños que orlan su estructura hermosa y sobria, se darán cuenta de lo que digo. Este noble edificio, ha sido vulnerado en su dignidad por ordinarios rayados y por la ruptura de una de sus puertas o ventanas. Aún no ha sido reparada adecuadamente. Cada día en esa venerable construcción, se presentan importantes muestras de cultura fruto del abnegado trabajo de sus funcionarios y de los inquietos por las artes de todos tipo. No obstante, es un foco de cultura que, exteriormente, es vulnerado por patanes.
La Biblioteca Municipal «H. Emeterio José» sufrió daños por su techumbre que arrastra fallas desde hace bastante tiempo y que no ha sido corregida adecuadamente. No es la primera vez que ello sucede. Esa repartición -que aloja miles de valiosos textos que, incluso, podrían servir para contribuir a educar a quienes me refiero más arriba,- no merece la postergación en las inversiones que den solución a problemas de techumbres. Sus abnegadas funcionarias y funcionarios, merecen respeto. Esta repartición es la base física de nuestra cultura local.
Protesto, con firmeza, pero leal y francamente ante nuestras autoridades, a quienes aprecio, por su falta de acción en estos aspectos. Modestamente, les exijo su acción inmediata, preventiva y correctiva.
Esta carta será leída por el público en general. He querido exponerles estas situaciones para que ayuden a crear conciencia colectiva y transversal que nos ayude a mover a las autoridades a tomar medidas adecuadas para solucionar lo que les he expuesto y a crear en los andinos todos, una preocupación transversal y colectiva de todos los habitantes de la ciudad por cuidar nuestro patrimonio, nuestros edificios, su ornato, nuestros monumentos, plazas, paseos, calles y avenidas de manera que sigan haciendo de esta ciudad lo que la hace amable, hermosa, valiosa y acogedora. Debemos cuidarla, debemos mantener su aseo, su atractivo y, en general, todo lo que hace atractiva a sus habitantes y a los visitantes foráneos.