Por: Hno. Ángel Gutiérrez Gonzalo
Respecto al origen del Adviento no se sabe con precisión por falta de documentos. Por los antiguos libros litúrgicos (Sacramentarios) sabemos que en el siglo IV ya se celebraba este tiempo litúrgico. Adviento significa venida. Celebramos la venida histórica del Mesías y la anunciada para el final de los tiempos. El Adviento consta de cuatro domingos: los que anteceden el 25 de diciembre. El Adviento es tiempo de preparación y esperanza donde nos preparamos para la venida de Jesús.
Es el momento para ver cuales son las cosas que nos separan del Señor y quitarnos todo aquello que nos aleja de Él.
La fe afirma que Jesús es el que vino, el que viene y el que vendrá. Cristo vino en la carne y la debilidad, cuando el Verbo Divino se hizo hombre en el seno purísino de María en un pobre pesebre. Viene constantemente en Espíritu y Amor a la vida íntima de aquellos que humildemente le ofrecen el pesebre de sus almas.
Y vendrá con la gloria y el poder para hacer reinar la verdad y la justicia para que prevalezca la santidad, se establezca la paz y reine el amor.
La primera venida es siempre vista con gozo: Viene el liberador: Se actualiza con el encanto de la Encarnación y el nacimiento de Jesús: Dios se hace hombre para hacernos participar de su divinidad.
La segunda venida es descrita en un lenguaje apocalíptico con impresionantes imágenes cósmicas, que provocan una sensación de temor. Sin embargo, “Apocalipsis” no significa algo terrible, sino Revelación.
La llegada del Señor es un encuentro. Si lo amamos nos alegraremos. Seguir el Nuevo Testamento, la vida del cristiano debe ser tiempo de alegre esperanza. Quien ama anhela el encuentro con el amado.
Apreciados amigos lectores: con el corazón limpio preparémonos interiormente para recibir a nuestro Rey que está por venir.
María será nuestra ayuda y nos enseñará el camino para llegar a Jesús.
