Por: María José Juri de la Fuente, concejal de Los Andes
Nuestra ciudad es el primer puerto terrestre de Chile del Corredor Bioceánico, contamos con un gran patrimonio histórico cultural, una majestuosa blanca montaña que se impone en nuestros paisajes, uno de los más importantes centros invernales del mundo; estas tierras acogieron la Santidad de Teresa de Los Andes e inspiró a la poetisa Gabriela Mistral.
Todo lo anterior es sello de nuestra ciudad de valor patrimonial, arquitectónico, cultural y de calidad de vida y este último es el que desde hace años vemos desgastado y dejando en el olvido.
Me resisto, al igual que miles de andinos, a aceptar como normal el vergonzoso acopio de basuras en nuestras calles, cerros de desechos y malos olores en diferentes esquinas de nuestra comuna.
Una ciudad limpia es muestra de la cultura de su gente. Hoy lo que vemos tristemente en nuestras calles no es sinónimo de ello, sino de una mala gestión de contratos, los cuales fueron mal planificados, proyectados y ejecutados.
Todos los andinos debemos hoy pagar por una mala administración, gestión y falta de fiscalización respecto al tema de la recolección y disposición de nuestra basura.
El día 05 de septiembre, en plena ceremonia de investidura, pedí ante el honorable Concejo las cuentas, últimas gestiones y documentación respecto al sensible tema de la basura, estatus de la calle Arturo Prat y parquímetros. Lógicamente, esta información nunca fue entregada por el ruido que genera al interior de la actual administración.
Luego de dos meses de solicitada la documentación, y tras gestiones externas y colaboraciones de diferentes personas, me encontré con una pésima gestión de contratos que se ha llevado durante años, debiendo inclusive asignarlos en forma directa e, incomprensiblemente, a no planificar los aumentos correspondientes en los costos.
Tal como se ven las esquinas de nuestra comuna, se ve también la gestión al respecto. Actualmente la municipalidad presenta una deuda de alrededor de 800 millones de pesos, los cuales serán vergonzosamente traspasados en “cómodas” cuotas mensuales de casi $17.000.000 a la nueva administración durante sus cuatro años de gestión.
La actual forma de administrar este concepto, es a través de 3 contratos, compuestos por el servicio de recurso humano (recolectores, barredores y choferes) el servicio de transporte de la basura (arriendo de camiones), y la disposición final de los residuos.
De ellos, nos encontramos con 2 problemas. ¿Cree usted que 4 camiones dan abasto para retirar la basura de toda la comuna?, pues el crecimiento de nuestra comuna ha sido importante, y no se previó a tiempo; asimismo, una deuda que presenta la municipalidad con la empresa que entrega este servicio, impide presionar para hacer cumplir el contrato de los 4 camiones en servicio permanente (más de alguna vez han estado 2 en mantención).
Por otra parte, hace un tiempo, el contrato de disposición de residuos aumento considerablemente de precio debido a que se nos está cobrando a todos los andinos la disposición de nuestra basura en un relleno sanitario ubicado en el cerro La Hormiga, Comuna de San Felipe cuyo proceso es más complejo y sustentable, razón de su aumento.
Lamentablemente no ha existido la fiscalización suficiente para cerciorarse que los residuos sean realmente depositados allí y no en el vertedero que también convive en el sector; inclusive mucha información que me han entregado al respecto me hace dudar de que ello ocurra. De ser así, hace rato que estaríamos perdiendo dinero.
Si además le sumamos la gran cantidad de multas y observaciones levantadas contra la empresa GEA Ltda (que entrega el servicio de disposición final de residuos) por la máxima entidad sanitaria de nuestro país, siendo la última de ella, los cargos de la Superintendencia de Medio Ambiente formulando denuncia por falta gravísima de esta empresa, cambiando ubicación de pozo de monitoreo para determinar si se estaba contaminando la napa subterránea, realizando mediciones en otro pozo ubicado aguas arriba del relleno sanitario, el panorama es aún peor.
En resumidas cuentas, algo huele mal en Los Andes y en Aconcagua.
