Por Luis González Reyes Centro de Estudios Para Asuntos Docentes Los Andes (CEPAD)
Hay episodios en la vida de la poetisa Gabriela Mistral que son ampliamente conocidos, así –por ejemplo- su residencia en nuestra ciudad entre los años 1912 a 1918, oportunidad en la cual –entre otros- escribiera “Los Sonetos de la Muerte” que la hacen conocida a nivel nacional. Asimismo, es de conocimiento general, que durante su permanencia en Los Andes, manifestó expresamente su afecto a nuestra tierra; repetidas y reiteradas han sido sus palabras: “He vivido aquí los seis años más intensos de mi vida, quiero llamar a Los Andes mi tierra también nativa, la de mis preferencias”. El escritor y docente andino Luis Rojas Jelvez, destacaba que la intelectual chilena, le expresaba a su amigo Pedro Aguirre Cerda en relación a Los Andes: “Más cosas me dejaron el paisaje circundante que los vecinos”.
Prácticamente desconocida y aún menos divulgada, es su alusión a nuestra ciudad en un artículo y fragmento del año 1933 en el cual escribe “Los Andes es cosa mejor en mis recuerdos, porque siendo ciudad de montañas me recordaba mi tierra verdadera”, agregando en otro párrafo un comentario referido a un grupo de arrieros cordilleranos en Río Blanco; finalmente, en relación a esa localidad cordillerana, decía que al contemplar el cielo nocturno “maravilla y espanta”.
Profusamente en los medios de comunicación –y ya desde hace algunos años- se ha publicado que la casa que la poetisa habitó en Los Andes sería adquirida por la Municipalidad, Gobierno u otro ente siendo esta adquisición una acción de justicia para el patrimonio identitario de la andinidad. Evidencia de lo dicho, es la publicación de Junio de 2009 en la que un medio de prensa titulaba su nota “Recuperan Casa que Habitó Gabriela Mistral en Los Andes”. Cada cierto tiempo, el tema se retoma con intenciones y promesas pero al cabo de ellas nada se concreta.
Un ex alcalde y actual concejal intenta desde hace años -a través de una cruzada- recuperar la casa de Gabriela Mistral, que legítimamente su dueña desde hace tiempo vende, pero que tal letrero resulta una ignominia para el patrimonio andino. Algunos intelectuales como el historiador René León y otros vecinos también se han preocupado de mantener viva la idea y de motivar acciones destinadas a rescatar el inmueble, entre otros, nuestros modestos llamados al respecto como CEPAD.
Se podrá argumentar que existe para nuestra provincia necesidades más apremiantes que una de carácter cultural, sin embargo, esta razón es del todo inexacta y llama a equivoco y engaño; porque de considerarse así no debiese existir ni Ministerio de Cultura, ni casas de la cultura u otras instancias de naturaleza cultural.
Los consejeros regionales que el 11 de marzo hicieron dejación de su cargo y, el Presidente de dicho Consejo (que es aconcagüino) tuvieron la oportunidad de que se proveyeran los fondos para la adquisición de la casa que habitó Gabriela Mistral. Ahora dicho desafío ha de ser para las Consejeras Regionales que representan a la Provincia en este período; lo mismo es válido para el Gobernador y el actual Alcalde de Los Andes quien, proyectando los planes para los próximos años, se ha referido hace pocos días al tema, indicando que se espera concretar pronto el Museo de Gabriela Mistral en nuestra ciudad lo que, sin duda, significará un hito para la promoción cultural en la zona.
Sin embargo, extraña que instituciones que representan comunalmente a los vecinos u otras como la Junta de Adelanto y centros destinados a estudiar y rescatar el patrimonio, no se hayan pronunciado públicamente respecto al tema planteado. Las organizaciones civiles llamadas “fuerzas vivas” parecen más bien haber sido “fuerzas dormidas”, cuanto más que una campaña en el sentido ya dicho pudiese generar un movimiento participativo por algo que es nuestro, por tanto transversal y más allá de banderías de cualquier tipo, pudiéndose incluso establecer una alianza con alguna fundación dedicada a la cultura.
Dicen que las comparaciones no son buenas; pero es indesmentible que existen y determinan formas de actuar diferentes. Hace menos de un mes en un diario de circulación nacional se informaba que se iniciaba la restauración de la casa donde habitó Gabriela Mistral, en el sitio de “Las Compañías” de La Serena y que financiaba dicha obra el Gobierno Regional; cabe complementar esa información expresando que en ese lugar, Gabriela Mistral, siendo adolescente, estuvo un breve tiempo, muy inferior al que residió en nuestra ciudad.
Como corolario, no hemos tenido la voluntad nosotros los andinos para rescatar lo nuestro, menos aún, con el sentimiento agradecido y de reconocimiento que Albert Camus llamaba “la memoria del corazón”.