Por: Dr. Denis Panozo
La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia degenerativa del adulto, representa el 55% de todos los padecimientos del sistema nervioso central.
El nombre de esta enfermedad es en homenaje del médico siquiatra alemán que en 1907 publicó en una revista científica este trastorno cerebral que había observado en una paciente de 51 años.
El diagnóstico clínico de enfermedad de Alzheimer, incluye el déficit de dos o más funciones o propiedades cognoscitivas (concepción, reconocimiento, percepción y razonamiento), perdida de memoria reciente y funciones ejecutivas. Hasta el momento no existe diagnóstico precoz de la enfermedad, mediante algún método de laboratorio, solamente se ha observado que en el 50% de los casos existe un componente genético, que permite predecir la aparición de la enfermedad.
El nombre de enfermedad de Alzheimer, se aplicó durante muchos años a individuos de mediana edad, afectados con alteraciones cognoscitivas y demencia progresiva. Pero actualmente el mismo tipo de lesiones se observan en ancianos, por lo cual el término de demencia senil está siendo reemplazado progresivamente por el de enfermedad de Alzheimer. La incidencia es de 3% por debajo de los 74 años y subiendo a 18% entre los 75 y 84 años. Por arriba de esta edad casi la mitad de las personas desarrollan la enfermedad.
A pesar de los avances en la investigación, la enfermedad de Alzheimer constituye un desafió para la prevención y el tratamiento. Por otro lado, se produjeron progresos en la fisiopatología de la enfermedad, pero las numerosas hipótesis sobre los factores causales, señalan el escaso conocimiento que aún existe sobre su origen. Las clásicas drogas aceptadas para el tratamiento de esta enfermedad no cambian la evolución de la enfermedad en forma sustancial.
La participación de un stress oxidativa ha sido ampliamente demostrada, como una de la causa principal que da inicio a esta patología. Actualmente se ve más frecuente, y no es por aumento de la enfermedad, sino por la mayor sobrevida que tenemos actualmente, por lo cual la población senescente ha aumentado su porcentaje en el universo poblacional de nuestro país.
La terapia antioxidante constituye una propuesta atractiva para paliar el avance de la enfermedad, de esta forma solamente tenemos que elegir los alimento antioxidantes para nuestra alimentación diaria, dentro de ellos están las verduras y frutas.