La andina Ninoska Montt León, jefe de la oficina sucursal Los Andes de la Agencia de Aduanas Carlos De Aguirre ubicada en el Puerto Terrestre Los Andes, es la única mujer que integra la expedición que un grupo de cinco montañistas, (dos chilenos, dos alemanes y un ecuatoriano), viaja a Copiapó para planificar, entre el 5 y 11 de marzo, el ascenso al Volcán Nevado Ojos del Salado.
El Nevado Ojos del Salado es un estratovolcán perteneciente a la Cordillera de los Andes, que se halla enclavado sobre el límite entre Chile y Argentina, del cual es su punto más elevado. Con 6.893 msnm, es el volcán más alto de la tierra y la segunda cima de los hemisferios sur y occidental, siendo solo superado por el Monte Aconcagua (6.960 msnm).
Este volcán, cuyo nombre proviene y que da origen al río Salado, se ubica en el centro de una cadena volcánica en sentido este-oeste de aproximadamente 60 kilómetros, que se inicia en el paso fronterizo San Francisco y finaliza en el Nevado Tres Cruces.
El volcán Nevado Ojos del Salado se encuentra realmente en la mitad de un espectacular «museo» de cerros, en un área extraordinariamente remota y de difícil acceso. Aquí, las montañas de la Cordillera de los Andes se elevan majestuosas entre salares, arenas, flamencos y lagunas de colores; sorprendiendo que las nieves y glaciares de sus cumbres no se rindan bajo el calor del desierto.
El Ojos del Salado está situado al sur del desierto de Atacama, en la zona más árida y desértica de los Andes, sobre una amplia planicie denominada Altiplano Sudamericano. (Google)
Los integrantes de la expedición, además de la andina Ninoska Montt León (chilena), está compuesta por Brian Camerón Gálvez (chileno), experto en alta montaña; Alex Labra Báez (ecuatoriano), guía de alta montaña; y dos alemanes que se sumarán al grupo.
«LA MONTAÑA ES MI POESIA»
Aludiendo una frase de Guido Rey, Ninoska Montt confiesa que «la montaña es mi poesía» y que se encuentra física y mentalmente preparada para esta expedición y alcanzar el techo de Chile, en una jornada de siete días extremos para alcanzar la cumbre de casi siete mil metros de altura. Agrega que «sé que será difícil, que tendré que dar mi doscientos por ciento, pero es lo que amo, ya que alcanzar la cumbre del volcán más alto de América y reconocido mundialmente será mi gran sueño. Por lo mismo estoy ansiosa y por ende siento una mayor responsabilidad de lograrlo debido a que desde el 2015 ninguna mujer chilena se ha registrado. Quiero hacer cumbre y llevar mi bandera a lo más alto y tal vez lloraré mucho, recordaré mi historia, pero al mismo tiempo este logro me hará infinitamente feliz».