Por: Edith Quiroz, Consejera Regional.
Propio del siglo XIX, es el ferrocarril, símbolo del progreso mundial y conexión entre puertos y ciudades productivas. Nuestro país no queda anexo a este medio de transporte, e inicia un trabajo emblemático, nuestro orgullo el Ferrocarril Transandino, marcando un hito al unir dos países y cruzar la Cordillera de los Andes, quedando así unido el océano Atlántico con el océano Pacífico.
Es así como se vio materializado el proyecto presentado por los hermanos Juan y Mateo Clark.
Pese a las innumerables acontecimientos producidos por la geografía del lugar, este proyecto vio la luz, despertando el interés económico en ambos países.
Tras años de auspiciosos recorridos, fue después de la depresión económica de la década del 30, que se vio mermado el trayecto, sin embargo, la acción de los gobiernos de estatizar el Ferrocarril, fue puesto en funcionamiento en 1944.
La gran hazaña se vio afectada, debido a problemas políticos y desastres naturales, y fue en 1984 que el ferrocarril se apagó en el silencio olvidado de ambos países.
Mi gran homenaje para todos los participantes de esta historia, orgullo nacional y local.
Cierro este saludo con el anhelo y con un inagotable trabajo para que desde mi posición de consejera regional, elegida por una inmensa mayoría, restablezcamos la línea férrea para carga, y de esta manera fomentar la economía y ser un renovado polo de desarrollo.