AÑORANDO MI PRIMER DIA DE FELICIDAD

AÑORANDO MI PRIMER DIA DE FELICIDAD

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Por: Alfonso Montt

Copiosa son las aguas que caen al comienzo del invierno de nuestra vida, cada gota de ella, tiene un significado, placentero o de un mal momento. Sin pensarlo, solo añorarlo, recuerdos idos, que hoy quiero que vuelvan para sentir su aliento y beber el roció de su boca, pensando en el ayer del día primero, no solo cuento ese maravillo y hermoso día de primavera, donde todas las cosas se renovaron en mi, mas, si son primicias del tierno y primer y ardiente día de amor de los años idos.

Nuestra adolescencia solo atinaba a un beso fugas, entre turbaciones y temores natos de la primera experiencia y el abordaje de mi vida marinera, con un si reflejados en los ojos, y con una duda placentera, que conmueve el corazón, que palpita acelerando la emoción, como un escape de un suspiro, que en este caso es el deseo loco de tomar, lo que se evita TOMAR, cuan anhelo de surcar el océano, para encontrar las playas de arenas blancas, donde las tiernas esperanza palpitan en el corazón de la persona amada, el día surca y languidece, con el mismo sentido de la vida, el amar siempre, con alegría, tristeza y gozo, que pasan y para volver a reír.

Hoy se agita con vehemencia el corazón atormentado por esas quimeras de recuerdos del ayer hecho presente, el caminar lerdo, y adolorido de los años acuestas, más el desvalido que hay en mi, y que hoy toma fuerza para decir TE AMO, como el primer día, de mi felicidad. Es como la llama que arde y se consume pero el soplo de la brisa del atardecer, que agita la ceniza, donde queda la brasa, del último suspiro de su amor. La hace llama otra vez, para que juntos se consuman hasta morir.

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