Por: Dr. Denis Panozo
En nuestros organismos, en cada órgano, en cada célula, diariamente se llevan a cabo muchos procesos de diferentes magnitudes.
Unos de ellos son los procesos oxidativos, que están implicados en el desarrollo y la expresión clínica de varias enfermedades que nos aquejan, una de las principales son las enfermedades a nuestro sistema cardiovascular. Que está constituido por el corazón, arterias y venas, que están en primera línea frente a esos procesos oxidativos que alteran el endotelio (tejido que recubre interiormente los vasos sanguíneos) desencadenando la arterioesclerosis (placas de colesterol en el lumen de los vasos sanguíneos), que facilita y agrava en la aparición de la Hipertensión arterial, que es la principal causa de muerte a nivel mundial, a través de accidentes cerebrovasculares, infartos al miocardio(corazón)
Evidencias experimentales y epidemiológicas indican que las dietas con elevado contenido antioxidante se asocian con un menor riesgo o progresión de enfermedad coronaria. La mayor incidencia de enfermedad aterosclerótica(placas de colesterol que se adosan a las paredes de los vasos sanguíneos, provocando lesiones en su endotelio liso, provocando alteración en el flujo sanguíneo que recorre todas las arterias y posteriormente las venas. Están asociadas con dietas pobres en vitaminas antioxidantes, resalta entonces la importancia de generalizar y mejorar los regímenes con alto contenido de antioxidantes.
Las moléculas antioxidantes, como la vitamina E, ácido ascórbico y carotenoides, reaccionan con los metabolitos reactivos del oxígeno e impiden la propagación de la oxidación.
La VITAMINA E. Su función principal consiste en neutralizar los radicales libres, originados por procesos metabólicos o por contaminantes (metales pesados, humo) e impedir que reaccionen con los ácidos grasos poliinsaturados, desencadenando una serie de reacciones oxidativas.
El deficiente aporte en nuestra dieta de vitamina E normalmente tarda mucho tiempo en manifestarse y se relaciona con enfermedades degenerativas, como síndrome neurológico progresivo Alzheimer, cáncer, ateroesclerosis y diversas formas de patologías cardiovasculares
El ACIDO ASCORBICO (vit. C). Esta molécula es un antioxidante potente, capaz de inhibir la peroxidación lipídica y neutralizar la formación de colesterol. Es esencial para el funcionamiento del colágeno, fibra muy importante de nuestros tejidos por lo cual la ausencia de la vitamina C se traduce en la fragilidad de los vasos sanguíneos, tendones y piel.
LOS CAROTENOIDES. Son una familia de 500 a 600 compuestos naturales. A pesar de su similitud estructural, estas moléculas tienen distintas funciones biológicas; algunas son precursoras de la vitamina A, como el beta caroteno; desempeñan, además una función antioxidante protegiendo a las células del daño de los radicales libres. Impedir la oxidación de las lipoproteínas, es decir el aumento del colesterol malo, es una de las acciones más importantes que ejercen los antioxidantes, aunque no la única, ya que se ha demostrado que son capaces de mejorar la función endotelial vasomotora por lo cual cuidan nuestra presión sanguínea. Poseen además claramente efectos anti proliferativos o anticancerígenos.
El proceso de oxidación es el causante de acelerar nuestro envejecimiento, por lo cual solo debemos consumir en nuestra dieta, bastante verduras y frutas que contienen absolutamente todos los antioxidantes que necesitamos, y que juntos a las vitaminas nos protegerán de diferentes enfermedades y canceres que van lentamente deteriorando y destruyendo nuestro apreciado envase. Además debemos evitar el consumo de grasas, alcohol, café y tabaco que son los elementos que favorecen el mecanismo de oxidación.