Apertura de la Puerta Santa en Santuario de Santa Teresa de Los Andes

Apertura de la Puerta Santa en Santuario de Santa Teresa de Los Andes

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Con la solemne apertura de la Puerta Santa del Santuario Santa Teresa de Los Andes, se completó el rito en los tres templos Jubilares de la Diócesis de San Felipe de Aconcagua.

El rito fue presidido por Monseñor Cristian Contreras Molina, Obispo diocesano, quien estuvo acompañado por el Rector del Santuario Rev. Padre Danilo Yañez, ocd, sacerdotes y peregrinos que llegaron a visitar el santuario de la primera Santa chilena.

En una parte de su homilía Mons. Contreras Molina expresó que “ninguno de nosotros podría decir que no necesita de la misericordia de Dios de la comprensión y compasión del hermano ante actitudes y acciones que hieren su dignidad. El desprecio, las burlas y el descrédito, no están ausentes en el diario vivir y en nuestras relaciones humanas. La violencia que se incrusta en el corazón del hombre y que se expresa a través de la palabra y muchas veces en acciones que llegan hasta la agresión física, suelen ser recurrentes en una sociedad desafiante y prepotente. Muchos hogares viven en la cuerda floja de la infidelidad, de la soledad y el miedo a ser abandonado o abandonada con el dolor de tener que mendigar una visita para ver a los hijos”.

Más adelante el Pastor Diocesano continúo “Dios es un Padre paciente y misericordioso. La misericordia es la actitud de quien se compadece, se conmueve y se siente interpelado por el dolor y la postración de quien se encuentra abandonado, en situación de deterioro espiritual y físico y por ende, desprovisto de una palabra que lo anime y una mano que lo levante y acompañe”.

«Es propio de Dios ser misericordioso. Cuando el Antiguo Testamento habla de la naturaleza de Dios nos dice que es un Padre paciente y misericordioso. Los salmos, en modo particular, destacan la grandeza del poder divino. “El perdona todas tul culpas, y cura todas tus enfermedades y dolencias, rescata tu vida del sepulcro, te corona de gracia y misericordia. (Sl 103,3-4). El Señor libera a los cautivos, abre los ojos de los ciegos y levanta al caído.; protege a los extranjeros y sustenta al huérfano y a la viuda; ama a los justos y entorpece el camino de los malvados. El Señor, sana los corazones afligidos y les venda sus heridas».

Al finalizar su homilía Mons. Contreras Molina expresó que “Teresita de Los Andes, quien experimentó la presencia misericordiosa de Dios en su enfermedad y en los momentos de tristeza, interceda por nosotros. El mismo favor solicitamos a la Virgen María. La llena de gracia, la que llevó en su vientre y en su corazón al Hijo de Dios, nunca nos dejará solos. La que siempre estuvo junto a su Hijo y junto a la Iglesia, nos guiará hasta el encuentro definitivo con el rostro radiante y bondadoso de Dios en aquella mesa preparada por su Hijo y donde nadie sobra”.

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