Por @rodrigosolo
Por una situación personal, me ido acercando a la vejez.
Ser viejo no es tan bacán como uno pensaría.
Da más frío, uno termina hablando solo, a veces, en una mezcla de recuerdos, incoherencias y divagar. Quizás cuando uno está viejo piensa que estorba, que es mejor pedirle a Tatita Dios que se Io lleve luego. (El problema lo tendremos algunos que no hemos suscrito con ÉL dicho convenio de la eternidad.) Cuando te pones viejo no vives la inmediatez. Hablas de tus recuerdos, de esos primeros amores, de situaciones, de problemas como si fueran pequeños rollos de fotografía.
José Donoso tiene un libraco que habla de aquello, son artículos de cosas que hizo cuando más joven del momento que lo escribió, le pusieron como titulo: Artículos De Incierta Necesidad. La vejez permite diferenciar aquello: Io principal de Io accesorio, necesario e inecesario. La vejez es así, es comer menos, esperar que salga el sol más seguido para no entumirse, para poder dar unos pasos por la cuadra como clandestino.
Confieso; no me están gustando las condiciones impuestas para deambular por la tierra tantos años, quizás noventa, puede que cien, porque los últimos quinquenios están como de sobra, duelen los huesos, se mueren los amigos, se desconfía de todos.
La vejez es solitaria. Ser viejo no es tan bacán como uno pensaría.
(Se comienzan a repetir las frases, también.)