Balance segundo Gobierno de Piñera: no hubo tiempos mejores

Balance segundo Gobierno de Piñera: no hubo tiempos mejores

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Daniel Zamorano, ex gobernador de la Provincia de Los Andes.

Por: Daniel Zamorano Vargas, ex gobernador de Los Andes.

Fin de año siempre es tiempo de evaluaciones, ahora corresponde evaluar los primeros meses del segundo mandato de Sebastián Piñera. A todas luces este ha sido un gobierno deficiente, desprolijo y errático, tanto es así que cuesta nombrar un elemento positivo de estos primeros meses de gestión. La promesa de los “tiempos mejores” no llegó, y no llegará, principalmente por lo extremadamente ideologizado que ha sido el actuar de este Gobierno de derecha, que ha buscado solo traer beneficios para los grandes empresarios y la gente más acomodada del país.

Quizá el gran logro de la gestión de Piñera es el aumento del crecimiento, hecho que, sin embargo, no tiene relación con una mejora en la vida de las personas, dado que crecimiento no es igual a desarrollo y distribución de riquezas. Chile tiene una desigualdad tan gigante que un mayor crecimiento implica casi en su totalidad más dinero para unos pocos. El mejor ejemplo de esto es la cifra del desempleo que se ha mantenido alta, alrededor del 7% y el bajo aumento en los sueldos.

La instalación de este gobierno fue lenta, más de 40 funcionarios de confianza nombrados por el presidente renunciaron por diversas razones. El coronario de todo esto fue el caso de Mauricio Rojas que duró 90 horas como Ministro de Cultura y las Artes, todo un récord que demostró la desprolijidad en como este gobierno designó los cargos de alta importancia para la conducción del país. En otra arista relacionada, estas designaciones fueron con un marcado nepotismo, con más de 23 funcionarios de alto grado del gobierno que tienen algún parentesco con el presidente, casos emblemáticos de esto son su primo, que es Ministro del Interior y Vicepresidente de la República y el fallido intento de nombrar a uno de sus hermanos embajador en Argentina.

Otra característica de este gobierno ha sido su incapacidad para manejar crisis como fueron, y son, la situación medioambiental en la zona de Quintero-Puchuncaví y el conflicto mapuche, entre tantos otros. Sobre este último no se puede olvidar que fue la imprudencia de responder con la fuerza policial a un tema político, la que terminó con el asesinato de un comunero mapuche. En todas estas situaciones se acudió como respuesta a la infantil comparación y/o justificación de su actuar con lo hecho por gobiernos anteriores sin asumir nunca las correspondientes responsabilidades políticas.

En una forma de buscar explicaciones de este errático actuar se puede pensar en la total desconexión de los personeros de gobierno con la ciudadanía, casos de esto son los ministros que llaman a hacer bingos para que los colegios funcionen, o los que dicen que el chileno promedio tiene dos casas, etc. Se suman a esto los actos del mismo presidente que pese a las demandas del movimiento feminista muestra una y otra vez su machismo.

Todo lo anterior repercutió negativamente en la evaluación ciudadana del Gobierno y del presidente, las encuestas muestran que en la actualidad el rechazo supera a la aprobación. Para revertir esto, y en una muestra máxima de la mala conducción de este Gobierno, el ejecutivo decidió no firmar el Pacto Migratorio de la ONU, medida popular dentro de la gente (principalmente por la falta de conocimiento), pero sin ninguna justificación técnica y política. Este acto irresponsable dejó a Chile en el aislamiento internacional y rompió con una larga tradición de unidad nacional en torno a la política exterior.

Frente a todo esto se podría esperar que hubiera una corrección de este mal rumbo, pero esto se ve difícil cuando hay cero autocrítica del ejecutivo. Hoy tenemos un presidente que se autocalifica con nota seis, siendo que todo lo antes dicho demuestra que la nota es roja. Ahora vienen las grandes reformas en temas de pensiones, laborales, de salud y tributarios, estas muy probablemente tendrán un marcado sello en favor de los grandes empresarios, la acumulación de riquezas para los más acomodados del país y una letra chica a la que debemos estar atentos. Definitivamente los tiempos que se vienen no son mejores.

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