Por: Hno. Ángel Gutiérrez Gonzalo
Señor, bendice mis manos para que sepan acariciar sin aprisionar, para que sepan recibir sin poseer, darse sin calcular y sostener sin condicionar.
Bendice mis ojos para que vean detrás de la superficie, para que no se cierren por el miedo, pero nunca miren con ira; para que todos se sientan seguros por mi modo de mirarles.
Bendice mis ojos para que miren y vean.
Señor, bendice mis oídos para que sepan oír tu voz y perciban claramente el grito de los afligidos; que sepan cerrarse al ruido inútil de la palabrería y escuchen sin cansancio el silencio de los enmudecidos.
Bendice mis oídos para que siempre estén abiertos al que necesita publicar su memoria, su alegría o su dolor.
Señor, bendice mi boca para que dé testimonio de Ti y no diga nada que hiera o destruya, que sólo pronuncie palabras que siembren y alivien, y no calle nunca los nombres heridos.
Bendice mi boca para que siempre bendiga y nunca traicione mi propia verdad.
Señor, bendice mi corazón para que sea templo vivo de tu Espíritu, que sepa dar calor y refugio. Que sea generoso en perdonar, alegre en compartir, pronto en comprender y compasivo.
Llénalos de nombres de personas queridas, de personas sin nombre y también de otros nombres.
Bendice, Señor, mis pies para que busquen la Paz y corran tras ella. Que construyan caminos para anunciarte y eviten senderos tortuosos que desembocan en la ostentación y la injusticia. Que se conozcan tus pisadas en el caminar de los humildes y respeten las huellas de todo caminante. Bendice mis pies para que me los deje lavar y tener parte contigo.
Bendíceme, Dios mío, para que puedas disponer de mi con todo lo que soy, con todo lo que tengo. Con todo lo que de Ti he recibido.
Bendíceme, Señor, en toda tu gente y en todos mis amigos.
Queridos lectores; que el Señor les bendiga y proteja, ilumine su rostro sobre ustedes y les conceda su favor; el Señor se fije en ustedes y les conceda la paz.
Les deseo, de corazón, a ustedes y a su familia: FELIZ DÍA DEL SEÑOR.