Libre adaptación de la histórica travesía al conmemorarse 200 años del cruce del macizo andino en base a una recopilación de Wikipedia. (Número 23)
San Martín en distintas oportunidades se negó a obedecer las órdenes del Directorio para que retornara de Chile con el ejército y auxiliara al gobierno central amenazado por las fuerzas federales lideradas por Estanislao López de Santa Fe y Francisco Ramírez de Entre Ríos -ambos lugartenientes del general José Artigas y apoyados por el chileno José Miguel Carrera.
Finalmente luego de la batalla de Cepeda, ocurrida el 1 de febrero de 1820, las fuerzas federales derrotaron a las unitarias poniendo fin al Directorio y al Congreso, iniciándose el período conocido como Anarquía del Año XX.
La disolución del Gobierno nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata dejó al Ejército de los Andes sin un gobierno de quien depender, por lo que San Martín envió una nota a los jefes del Ejército de los Andes el 26 de marzo de 1820 expresándoles su renuncia:
«El congreso i director supremo de las Provincias Unidas no existen. De estas autoridades emanaba la mia de jeneral en jefe del ejército de los Andes, i de consiguiente, creo de mi deber i obligación el manifestarlo al cuerpo de oficiales, para que ellos por sí i bajo su espontánea voluntad, nombren un jeneral en jefe que deba mandarlos i dirijirlos, i salvar por este medio los riesgos que amenazan a la libertad de América. Me atrevo a afirmar que ésta se consolidará, no obstante las críticas circunstancias en que nos hallamos, si conserva, como no lo dudo, las virtudes que hasta aquí lo han distinguido (…)»
José de San Martín pasando revista en Rancagua a las tropas que debían hacer la campaña de Perú. (Revista de Rancagua, obra de Juan Manuel Blanes, 1872).
Lo que San Martín buscaba era que sus hombres legitimaran sus reiteradas desobediencias al poder central. Pocas semanas antes de su derrota en Cepeda, el director supremo José Rondeau, reemplazante de Pueyrredon, también lo había conminado a regresar a Buenos Aires para oponerse a las fuerzas federales; también fue llamado para conducir la resistencia contra una probable flota que zarparía de España para reconquistar sus colonias; no faltaron tampoco los emisarios que lo reclamaron para sofocar la revuelta popular que provocaría el proyecto de Pueyrredón y Valentín Gómez de coronar en el Río de la Plata a un príncipe con el apoyo de Francia.