Por: Hno. Ángel Gutiérrez Gonzalo
Finalizado el primer mes del Año Escolar 2017 saludo con cariño a todos los profesores de esta querida ciudad y de la Quinta Región. Les deseo un feliz y fecundo Año Escolar y que se realicen plenamente en el ejercicio de su magnífica e importante vocación. Les invito a leer, meditar y cumplir las siguientes BIEN
AVENTURANZAS:
• Bienaventurado el profesor que, aún a riesgo de no ser entendido, insiste en su tarea:El tiempo dará su fruto.
• Bienaventurado el profesor que aún sabiendo, pone su sabiduría en las manos de Dios: Llegará al fondo de muchas cuestiones.
• Bienaventurado el profesor que entiende su trabajo como una vocación:Será una fuente inagotable.
• Bienaventurado el profesor que, además de promover la cultura, llena de valores las mentes de sus alumnos:Será forjador de la futura sociedad.
• Bienaventurado el profesor que, en sus ratos libres, acude a la contemplación y a la oración:Se llenará de paz y serenidad.
• Bienaventurado el profesor que confía en las posibilidades de sus alumnos:Se realizará vaciándose en ellos.
• Bienaventurado el profesor que se actualiza y no se queda desfasado:Comprobará que las materias son las mismas pero, las formas es bueno ajustarlas.
• Bienaventurado el profesor que comparte lo bueno y lo malo con sus compañeros:
No se sentirá sólo en la difícil tarea de educar.
• Bienaventurado el profesor que, más allá de sus calificaciones, mira a sus alumnos con una sonrisa y comprensión: La empatía será una consecuencia.
• Bienaventurado el profesor que disfruta dando lo que tiene: Será rico por lo que supo dar y como lo dio.
• Bienaventurado el profesor que vive y disfruta sembrando: Otros recogerán lo que él sembró.
• Bienaventurado el profesor que se vacía de sí mismo para llenar el alma, la mente y el corazón de sus alumnos: Su esencia permanecerá en las futuras generaciones.
• Bienaventurado el profesor que se muestra tal y como es: Sus alumnos le recompensarán con la misma medida.
• Bienaventurado el profesor que, estando con los pies en la tierra, no olvida a Dios que habita en el cielo: No le faltarán nunca fuerzas para seguir educando hombres y mujeres que vivan volcados, no solamente para sí mismos, sino orientados hacia el bien de los demás.