Brasil, país encantador y atractivo por sus bellezas naturales y geografía extraordinaria. Con Chile mantiene estrecha y cordial amistad, siempre abierto al intercambio y aprovechamiento de recursos tanto naturales, económicos y culturales, de conveniencia para ambos.
De ahí, que recibimos, por tal motivo a viajeros venidos de ese país, que ingresando al nuestro con buen fin, pueden dar fe del afecto y buena voluntad con que es costumbre, acogerlos en su calidad de extranjeros; así, igualmente, nuestro comportamiento al viajar, concordante con el de ellos, nos anima el espíritu solidario que debe reinar entre países hermanos, acrecentado más que nunca en los días que corren, por el fomento del comercio cada vez mayor y especialmente por el incremento del turismo entre ambas naciones.
Sin embargo, y sin menoscabar en absoluto este espíritu es necesario dar cuenta de un hecho delictual gravísimo que ha conmovido a una familia de Viña del Mar vinculada a Los Andes y cuyo caso, paso a relatar a continuación.
Se trata de lo sucedido a dos jóvenes de la zona nombrada y quienes de visita en Rio Janeiro, fueron víctimas de un ataque artero, mientras recorrían una playa muy concurrida, no distante del hotel donde se hospedaban; cuando de pronto, ya de noche se vieron enfrentados a un maleante que portando un arma de fuego en sus manos, los encañonó en posición de disparar.
No obstante, sintiéndose desprotegidos se dio comienzo, a una desigual lucha, llevándose la peor parte los dos amigos, sin poder contener los duros golpes de puño que recibieron en pleno rostro del asaltante, de porte fornido, de aspecto repulsivo y mirada siniestra. Maltrechos, aterrorizados y entregados a su propia suerte, se aprovecho de esta circunstancia el malhechor para abalanzarse sobre uno de ellos y asiéndose al pabellón de un oído, cual fiera embravecida, le hincó sus dientes, arrancándoselo de raíz, sin clemencia y sin importarle un comino sus aflictivos ayes de dolor.
Para qué decir la enorme congoja y ansiedad que, a causa de este perverso asalto, se apoderó de sus familiares, que no se podían conformar, cuando los vieron regresar a casa, si bien es cierto por una parte, felizmente, con vida; pero, por otra, físicamente, a mal traer, con magulladuras el semblante descompuesto y deshechos moralmente.
Como resultado de este ataque criminal del cual salvaron milagrosamente estos compatriotas nuestros, creemos que aunque transcurra mucho tiempo, el mal recuerdo del daño y horror experimentados juntos, y que bien pudo ser fatal, no se borrará de la mente jamás.
Por eso y como advertencia, es oportuno hacer hincapié a los turistas nuestros con posibilidad de viajar a Brasil, si lo realizan, adopten las debidas precauciones, a fines de evitar hechos penosos como el referido, o peor aún, so pena, de malograr los buenos propósitos que guían a quienes no solo están ávidos de conocer ese maravilloso país, sino también buscan el sano esparcimiento, y por último, una recíproca y amable convivencia.
Finalmente esperamos con ansias que su recuperación sea rápida y efectiva para bien de ellos y vuelvan, así, a gozar junto a su familia la vida feliz que en Chile han llevado siempre.
JAIME LEPE REYES