Cambia todo cambia…..

Cambia todo cambia…..

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José Ramón Toro

Por: José Ramón Toro Poblete, profesor

Nuestra sociedad está sufriendo rápidos y profundos cambios que asustan, porque muestran un futuro, pareciera, muy incierto. No me gusta hablar de conservadores ni de progresistas porque sería encasillar y poner una inestable sociedad en un paréntesis de modo forzado.

Si observamos nuestra historia y comparamos, por ejemplo; la escolaridad de nuestras admiradas mujeres chilenas; en la década del sesenta, ellas solo alcanzaban un promedio de 6 años de estudio o escolaridad y, en la década del 2000 a doce años. En la década del sesenta solo un 3,5% tenía estudios universitarios, mientras que en la década del 2000 el 24%. En los sesenta tenían un promedio de cinco hijos y, en la década del 2000’ solo se llega a dos.

Que me perdonen, pero ustedes, rompiendo el silencio me han impulsado a mirar la historia para mostrar en cifras los enormes cambios que han tenido cuantitativamente. Ni hablar de lo cualitativo que ha quedado a la vista en los últimos acontecimientos y manifestaciones donde, han dado cátedra sobre el primer artículo de nuestra Constitución Política pues manifiesta que todos nacemos Libres e Iguales en Dignidad y Derechos, que es deber del Estado asegurar el derecho de participar con igualdad de oportunidades en la vida nacional.

Esto está cambiando y al cambiar cambia todo el esquema social demostrando la importancia e inmenso aporte de la mujer en nuestra sociedad. Ella, es la que ha desnudado la injusticia social que ha pesado sobre sus hombros por varias décadas.

No escapan de ello los distintos gobiernos que hemos tenido. No escapan de ello las instituciones que creemos deben ser las garantes del cuidado de “la cuantía” de la mujer. En efecto, no solo la sociedad, sino cada individuo que la compone, tienen responsabilidad en esto. Años haciéndonos los sordos y los ciegos hasta que la realidad sobrepasó todo lo inimaginable.

Ahora, son muchos los temas y problemas (antes silenciados o ignorados) que están sobre la mesa. La posibilidad de adopción por parejas del mismo sexo, la aprobación del aborto bajo tres causales (aún en discusión a pesar de haber sido aprobada), la indisolubilidad del matrimonio o su carácter de “para siempre”, el derecho de los hijos nacidos fuera del matrimonio, las nuevas formas de familia, el matrimonio o contrato civil de parejas del mismo sexo, el nuevo movimiento de educación no sexista, el costo de los seguros de salud que castiga a la mujer en período fértil solo por mencionar algunos de los temas que están en discusión. A lo anterior habría que agregar (incluyendo el humor en las redes sociales) la mordaza puesta a los piropos, la cercanía (física) del hombre a la mujer, el acoso….

Es cierto que, la complejidad de los cambios se puede ver bajo distintos puntos de vista y, es aquí donde hay que tener la claridad para la búsqueda equilibrada y urgente de soluciones. Tienen que ser globales pero certeros. No basta solo una mirada y solución bajo el punto de vista economicista, ni político, ni moralista, ni radicalizado. No basta con decir “estamos trabajando en ello”

Años atrás, en silencio, de modo estoico y heroico, se escuchaba y silenciaba un gemido femenino. Pero, ahora, todos hemos escuchado el grito de lo más profundo de nuestra sociedad. Es el grito del alma de nuestra sociedad. Es el grito de la mujer.

Fíjese que, según un dato del Censo del 2002 (me da vergüenza escribirlo), nuestras preciadas mujeres que trabajan, dedican un promedio de 5,21 horas al trabajo doméstico y el hombre apenas 0,71 horas.

¿No será el momento de hacer realidad lo que dice nuestra Constitución Política en su primer artículo pensando en nuestras heroicas y preciadas mujeres?

Que sea feliz.

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