I Por: María José Etchegaray, directora Ejecutiva Fundación para la Innovación Agraria
Heladas, sequías, lluvias extemporáneas, vientos, granizos, golpes de calor, plagas y enfermedades… En la actualidad son muchos los fenómenos climáticos que, en diversos periodos del año, amenazan los cultivos agrícolas y en consecuencia la producción de alimentos.
Sorprendidos y sin preparación, en el pasado muchos productores –los más vulnerables– experimentaron con particular dramatismo el azote de eventos extremos cada vez más frecuentes, perdiendo producciones completas e incluso debiendo bajar la cortina y abandonar para siempre la actividad.
No obstante, estas experiencias fueron el estímulo para que el sector reaccionara e iniciara un proceso progresivo de articulación, orientado a impulsar la generación de diversas herramientas que, coordinadas, configuraran un verdadero dispositivo de seguridad ante este tipo de eventos.
De aquello han pasado ya algunos años, y hoy la gestión integral de riesgos agroclimáticos es un concepto familiar para no pocos actores del agro chileno. Una gestión que ha ido de la mano con la adaptación de los productores al cambio climático, centrándose tanto en reducir la vulnerabilidad como en aumentar la resiliencia a los impactos.
En medio de este desafío, la innovación –como en todos los ámbitos de la vida moderna– está llamada a jugar un papel central, a través del desarrollo, adaptación y transferencia de tecnologías, y manejos que permitan asimilar y enfrentar adecuadamente las nuevas condiciones.
En FIA por ejemplo, hemos enfocado nuestros apoyos tanto en la prevención y monitoreo de los riegos, como en su control y manejo, impulsando además iniciativas que dan respuesta a las necesidades de información de los diferentes actores y usuarios: productores, asesores, docentes, investigadores, gestores públicos y autoridades.
Sabemos que el desarrollar la actividad agrícola al alero de un análisis estratégico de los riesgos climáticos propios de un lugar, incrementa notablemente las probabilidades de tomar mejores decisiones y, en consecuencia, de aumentar la productividad y competitividad de los campos.
Por eso, es vital que las instituciones públicas y privadas sigamos trabajando de manera colaborativa y coordinada para generar herramientas y soluciones innovadoras de bajo costo y rentables, apuntando siempre a reducir las brechas tecnológicas, poniendo estos avances a disposición de los agricultores y territorios más vulnerables del país.
Desafío que constituye el foco de la cuarta versión del Foro Innovagro, evento que analizará estrategias, metodologías y herramientas que permitan avanzar en este objetivo, aprovechando el conocimiento y desarrollos científicos disponibles, y mejorando la articulación entre agricultores, academia, centros de investigación y emprendedores.
El 21, 23 y 25 de agosto –en Valparaíso, La Serena y Concepción respectivamente– tendremos la oportunidad de dialogar, intercambiar conocimientos, información, experiencias y cooperación técnica, con miras a avanzar en la adaptación a un fenómeno que sin lugar a dudas marcará el devenir de la humanidad en las próximas décadas.