Por: Alexis Pallauta G.
A través de los medios de comunicación venimos oyendo, desde hace ya un tiempo, que las principales figuras “presidenciables”, cada vez que les consultan si están pensando en ser candidatos responden con un evasivo “no es bueno adelantar el debate Presidencial” o “no descarto nada, pero no es el momento” o “ahora es tiempo de Municipales, el próximo año pensaremos al respecto”, etc… lo cual, a ojos de la ciudadanía, es sólo “sacarle el p…. a la jeringa”, escondiendo intencionalidades para “no quemarse antes de tiempo”, lo cual, debo decir que me suena bastante lógico.
Pero si vamos un poco más allá de lo evidente, al menos yo, veo que hay bastante de sinceridad en estas respuestas, tienen mucho de “realismo sincero” podríamos decir. Y digo esto porque si vemos la situación general del país, en temas económicos, de seguridad pública, de reformas en curso, etc… no es difícil imaginar que, tanto Piñera como Lagos, deben pensar que, básicamente, llegarían a La Moneda a administrar políticas y reformas que ya están en curso y que será difícil de revertir. Por otra parte, se encontrarían con una situación económica de difícil manejo, con números a la baja y con un horizonte “poco amistoso”, por decir lo menos. A lo anterior, debemos agregar una situación difícil en lo que a seguridad pública se refiere, y lo que tal vez es la situación más complicada de manejar, una “crisis de institucionalidad” casi general en el país, conformada principalmente por los muchos casos de financiamiento ilegal de la política, casos tráfico de influencias, la “intervención” de servicios públicos relevantes (SII y Fiscalía, por ejemplo), etc… todo lo cual constituye un ambiente extremadamente complejo y hostil, con un amplísimo rechazo ciudadano, conformando este “todo” un escenario que dificultará una buena gestión y hará esquivo el apoyo ciudadano, entonces, es sumamente entendible que los candidatos, en especial Piñera y Lagos, tengan dudas muy razonables y reales. Seguramente, ninguno quiere repetir la experiencia de Bachelet, quien dejó una cómoda posición en ONU-Mujer para volver a hacerse cargo del país, dejando en el camino casi todo su capital político, bajando su apoyo desde un 80% a un paupérrimo 25%, lo que la dejará a las puertas de “irse para su casa” (aunque en política no hay que dar por “muerto” a nadie).
Como vemos, Piñera y Lagos no tienen un pelo de tontos y claramente pospondrán su decisión todo el tiempo que les sea posible o que requieran para tener mayores certezas respecto del escenario que tendrá Chile al momento de una eventual asunción presidencial (11 de Marzo de 2018), por lo tanto hoy, independientemente de sus deseos, claramente tienen muchas dudas, es decir, son nuestros “candidatos dudosos”.