Por: Eugenio Astudillo Leal
La increíble situación vivida en el país y también en nuestra ciudad este fin de semana, que si bien es justificada para algunos, no vista siquiera en la crisis de 1973 para otros, nos ha demostrado la fragilidad de nuestra convivencia nacional, en donde por años nos hemos autocalificado como los “jaguares” de América, y un país cercano al primer mundo; pero, como quedó demostrado ahora, con una débil base de valores democráticos y de responsabilidad, que han hecho, que el incremento de la insignificante suma de treinta pesos en los pasajes del Metro que sirve a los habitantes de la cuidad Capital, haya hecho templar nuestra estructura de república, al extremo de que se dictara una medida de emergencia, con pérdidas de libertades constitucionales, con el fin de apaciguar los ánimos de los exaltados de siempre, que aprovechándose del respetado derecho de protestar de la ciudadanía, se excedan perpetrando fechorías, robos, destrucción y saqueos en las propiedades públicas y privadas en varias ciudades de Chile, incluyendo Los Andes.
Lo ocurrido la tarde – noche del sábado en nuestra ciudad, en donde una turba de anarquistas atacó el comercio establecido, entidades bancarias, la Camisería de Carabineros y otros lugares de la ciudad, trajo como consecuencia miedo y pánico en la gran mayoría de los andinos, que si bien, algunos adherían a la protesta por reclamos generales en demoras a soluciones pendientes en el Congreso, y en la falta de concreción de otras promesas hechas en campaña por el actual gobierno, nunca pensaron o imaginaron el grado de violencia, destrozos y caos, que estas acciones acarrearían a la ciudad y el país, por culpa de los encapuchados y exaltado de siempre, que esconden sus fechorías entre el grupo de chilenos que protesta con responsabilidad.
Muchas personas, adultas y adolescentes, tuvieron miedo y pánico este Sábado en la noche, cuando bajo la presión e imágenes de los medios de comunicación se desesperaron ante tanto desorden, saqueos, e incendios de bienes públicos de importancias y bienes privados de gran servicio para la población, habida consideración que no había ningún motivo y justificación para hacer esos daños, con el agravante, que esas acciones difundidas en forma alarmistas, al no tener parangón en nuestra historia nacional y local, sumada la falta de la autoridad policial en algunos sitios, provocaron en el interior de muchas familias una sensación de abandono y temor, no conocida antes por el común de la gente.
El derecho a protestar está considerado en nuestra constitución, pero dentro de ciertos parámetros. La destrucción de bienes públicos o privados, los saqueos y los robos no pueden formar parte de esta expresión ciudadana, porque la desprestigia y la malogra, llevándola a un nivel de temor que presiona negativamente en sus puros objetivos, para transformar su percepción solo como actos de delincuencia y malos hábitos.
Gracias a Dios los representantes de los tres poderes del Estado, en un momento de sumo difícil para el país y su gente, trasmitieron un importante mensaje de cohesión y de buena voluntad de atender y apurar los temas pendientes, y por cambiar su disposición en atender oportuna y eficazmente las cosas que el pueblo exige como prioridad, demostrando con esto una nueva disposición con la ciudadanía, que desde hace ya bastante tiempo con justa razón los critica y apabulla.
Lo único malo y triste de todo este episodio es que porqué el mundo debió enterarse de esta forma de nuestras debilidades, que desde la postura de “Jaguar” nos deja en la condición de “gato cojo”, solo y exclusivamente por tratar de construir una clase privilegiada de ciudadanos, que siendo elegidos por el pueblo, cumplen su función de espalda al pueblo, quien clama por soluciones de salud, educación, pensiones y acciones anti delincuencia.
Más vale tarde que nunca. Ojalá esto haga entender a nuestras autoridades de que son tan iguales que nosotros y que su posición representativa del poder, es gracia a nosotros.
Mis respeto a Carabineros, PDI y Militares, por todo su empeño y sacrificio en ayudar
a solucionar toda esta crítica situación de caos y conflicto.