Por: Eugenio Astudillo Leal
Somos un país tan poco expresivo en manifestar nuestras emociones, que a veces parecemos que nacimos sin sentimientos, o que estos están tan escondidos y controlados por culpa de esta sociedad tan exitista y llena de declaraciones de buena crianza, que aceptamos de buena forma limitarnos en expresar lo que sentimos, porque declarar un sentimiento positivo en este territorio, no tiene ningún valor especifico, salvo que él sentimiento sea para denigrar a otros, o afianzar nuestras mentiras, o esconder el mal proceder en observar honestamente conductas sociales y económicas que se espera de nosotros como ciudadanos .
Bajo este prisma, nuestra sociedad así planteada, no nos pide transparencia en nuestro proceder, sino que seamos hábiles y no nos pillen en nuestros varios temas ocultos. Dominando esta habilidad, podemos vivir la vida entera, venerados, respetados y sin que nadie ponga en duda nuestra existencia, porque nosotros mismos creamos una figura ideal en nuestro alrededor para manejar, construir, y mantener una buena percepción de nosotros en la opinión de la gente. Algunos personajes públicos y de la política contratan asesores de imágenes para asegurarse de dar una siempre buena presencia ante el país y la comunidad.
Dentro de esta sociedad existen personas que no tienen recursos para financiar la creación de figuras épicas y sobrehumanas o de veneración, pero que diariamente con sus acciones, valores y compromiso construyen modelos e imágenes que van mucho más allá de un comportamiento normal de existencia, y constituyen ejemplos éticos de comportamientos ciudadanos y públicos, en donde la vocación, la fraternidad y el servicio público es el centro de sus vidas. Me refiero en este caso, como ejemplos especiales, a los Carabineros, los Bomberos y al personal de los servicios de emergencias de salud.
Por estar dentro del mes Abril y cercano a su aniversario institucional, en esta nota solo me referiré a los Carabineros, no como institución global, que tiene muchos méritos, sino que de ellos como seres humanos, con sus habilidades y debilidades, pero siempre dispuestos a ir más allá de su obligación contractual laboral, al extremo de rendir la vida por el servicio público que ellos abrazaron.
Sin horario normal de trabajo, sin horas extraordinarias, sin viáticos, sin grandes remuneraciones, sin privilegios especiales, en una situación tan especial en que deben llamar de “señor” al delincuente y respetarle sus derechos, en donde deben soportar la agresión cobarde de cabros que pueden ser sus hijos, por proteger a los que con cafecitos calientes y pasteles están en sus cómodas oficinas chutando sus obligaciones y promesas contraídas con el pueblo. Ahí está siempre disponible el Carabinero, dando la cara.
El Carabinero, es padre, hijo, hermano, primo, amigo y también pueblo, y no los apreciamos nunca en su verdadera magnitud. Lo vemos en la calle, en accidentes, temblores, inundaciones y tantas otras actividades, y su presencia es desapercibida porque lo encontramos como algo natural y normal que ahí estén. En otras palabras, nos damos por enterado de su presencia como un ente más del paisaje de una emergencia, pero sin responder con un gesto agradecido, la seguridad y tranquilidad que da; a todo evento, el solo hecho de verlos presentes.
Gracias Carabineros. No soy pariente de ningún miembro de la institución. No necesito ningún favor de ellos, solo expreso como chileno, un sentir agradecido por la labor de ustedes, por los valores que representan para nuestro país, y por lo bien que cumplen su rol social.
Hace pocos días, como consecuencia de los temporales que nos atacaron en una amplia zona del país, vimos como esta sociedad veleidosa reclamaba la presencia inmediata de Carabineros en todo lugar de aflicción, olvidando; muchas veces, en tiempos normales, nuestra indiferencia diaria a su labor de transito y prevención de la delincuencia. Por eso en este espacio especial que me permite mi Diario El Andino, rindo un sincero homenaje al personal de nuestra policía uniformada, que de Arica a Punta Arenas, tiene la mejor valoración de un pueblo, que como yo somos agradecidos de su aporte.
GRACIAS CARABINEROS..