“Fui torturado desde las once de la noche hasta las 8:30 de la mañana siguiente”.
“Una cosa es protestar por tus derechos y la otra es ser torturado”, destaca el joven que muestra signos evidentes de los disparos en su cuerpo y moretones en las costillas producto de su detención.
Rodrigo Oliva, un hombre callelarguino de 30 años, sólo quiere que se haga justicia por lo que le sucedió la noche del domingo en la comuna de Los Andes. Su historia es parecida a la de muchos otros compatriotas que han sido detenidos en diferentes lugares de Chile y que han recibido un trato indigno al término de una manifestación.
Su historia, comienza la noche del domingo en una manifestación en la comuna de Los Andes, después del toque de queda impuesto, cuando aparecen las fuerzas de seguridad para diluir esta protesta en la calle Maipú a la altura de Esmeralda. Él se encontraba a rostro descubierto sin armas ni piedras, al correr, los uniformados comienzan con los disparos donde recibió siete perdigones en el cuerpo a la altura de su espalda y al parecer una bala en su brazo izquierdo.
Al ser detenido y llevado al hospital, donde también denuncia una mala atención, fue llevado a un calabozo, que junto a 27 detenidos más recibió más golpes y torturas en las instalaciones.
“Habían siete menores, siete mujeres, donde una menor de edad fue desnudada con 17 años, fue lo más terrible que pudimos ver y toda la gente torturada, señoras de 50 años toda la gente torturada, recibimos golpes con manoplas en las costillas, en la sien, en el oído, golpes en la cabeza, no solamente por uno, sino por varios efectivos, así que hay que tomarle asunto a esto, porque una cosa es protestar y otra es ser torturado”.
Este relato, es uno de los primeros que está recibiendo la Brigada de Abogados Socialistas quienes están revisando los casos de tortura a nivel nacional para realizar las acciones judiciales correspondientes tanto en los tribunales chilenos como en los distintos organismos que cautelan por los Derechos Humanos.