Por: Sebastián Pavlovic, académico Facultad de Ciencias de la Salud, U.Central
Lo de la Araucanía y el caso de la familia del joven Joaquín Bustos, que dejó en evidencia la falta de mecanismos para realizar un correcto procedimiento para efectuar un trasplante de órganos en Chile, debe llevarnos a la reflexión y movilizarnos en torno al tema. Más allá de buscar las responsabilidades, la autoridad debe abordar esta materia decidida y seriamente, para así poder dar respuesta concreta a una realidad que requiere el país.
El anuncio de crear centros multiorgánicos en regiones, dada la falla logística en el caso expuesto, da cuenta del grado de improvisación con que nuestras autoridades actúan ante un error de procedimiento, en un tema sensible que puede salvar una vida de alguno de nuestros compatriotas.
En países como Argentina, Uruguay y más decididamente España, se ha avanzado significativamente en afinar protocolos de intervención que puedan dar efectiva respuesta a los requerimientos de trasplantes. Aún más, ha sido el Estado quien ha fortalecido la institucionalidad para que a través de organismos técnicos, puedan planificar y organizar un adecuado manual para establecer las prioridades ante un trasplante.
Lo que hoy vemos no es más que una improvisación, de anunciar centros médicos especializados cuando no existe la intención de fondo de avanzar y establecer una verdadera política en materia de trasplantes, más allá de los esfuerzos que realiza la comisión de trasplante del Colegio Médico, que ha estimado que este anuncio recién en 5 años podrá ser concretado.
La solución a este tema no es construir nuevos centros y tener más médicos cirujanos, sino que para avanzar, se necesita convocar a quienes trabajan el tema de trasplante y procuramiento en el área de la salud pública, así como también a los mismos pacientes que tienen un caudal familiar de historia clínica en el tema.
Hay distintas realidades y situaciones que se pueden dar en un determinado momento y para ello es fundamental planificar que haya equipos especializados que estén esperando posibles órganos o donantes potenciales, monitoreando de manera permanente y casi exclusiva, para activarse frente al surgimiento de una situación puntual en forma muy precisa y organizada.
De lo contrario, estamos hablando para responder a una absoluta negligencia e inoperancia de quienes están a cargo del tema a nivel central y nacional, que claramente no obedece a una planificación sino más bien son medidas “al boleo” que buscan tranquilizar el escándalo público de nuestras autoridades en materia de salud.