Chile la alegría llegó

Chile la alegría llegó

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Por: Franco Contreras

Quizás lo comenté en otra oportunidad, pero aún recuerdo las banderas color arcoíris ondeando al cruzar el puente David García sobre el rio Aconcagua.

En el Liceo América, cientos nos formábamos en el patio, ordenábamos la corbata, silencio!!!!!, tomábamos distancia y cantábamos el himno nacional, mientras se izaba la bandera, para luego dirigirnos a una sala con el nombre de algún país del continente. Mientras tanto, fuera de las robustas paredes del liceo, se libraba una campaña mediática a pulso y bajo la abyecta sombra del dictador.

Las paredes gritaban “Si”, “No”, “Pin8” y en nuestro IRT la alegría asomaba temerosa en blanco y negro hasta que las mesas se cerraron y el escrutinio entregó la victoria a los reprimidos. En catarsis los seres humanos se abrazaron y con ello el pueblo volvía a sentir entre sus brazos la democracia arrebatada por la fuerza, un fatídico 11 de septiembre de 1973.

Algunos hoy pretenden desconocer este triunfo o sacar rédito político del pesimismo, “chaqueteo” vergonzoso y nuestra característica ingratitud muy bien expresada en la instalación de Nicanor Parra “El pago de Chile”.

La alegría llegó defectuosa, pero mostrando que el chileno todavía podía sonreír. Así fue al rescate de aquellos “que pedían esfuerzo y dedicación”, ya que “a otros dieron de verdad esa cosa llamada educación”, convirtiéndose en primera generación de sus familias con estudios superiores, muchos fueron atrapados por la usura y la mentira, pero volvimos a soñar. A los obreros “les dijeron que no vuelvan mas” y muchos aun “merodean por nuestra ciudad”, pero el empleo y la remuneración mejoró, así como el accesos a bienes de consumo, muchos accedieron a la casa propia y la extrema pobreza disminuyó.

La justicia ha sido esquiva, torturadores, asesinos y cómplices pululan impunes, quizás la alegría no fue suficiente para enfrentar nuestros demonios y juzgar a los esbirros de la maldad que se apoderó de nuestro país.

Un titular decía “Chorando se fue” y los cánticos pasaron desde “y va caer y va a caer” a “y ya cayó y ya cayó” mientras la lambada se apoderaba de nuestro esqueleto. Aguantamos el “boinazo” del dictador, al comandante en jefe y al senador designado vitalicio, en un congreso que antes había disuelto. Luego la burla se levanta de una silla de ruedas a su regreso desde Londres.

En la IRT “La tierra en que vivimos” resaltaba la vida “Al sur del mundo” y el fuego se extinguió para dar paso al “Show de los libros”, pero con el tiempo los nuevos colores palidecieron frente al neoliberalismo y el postmodernismo, entonces el crecimiento pudo mas que el desarrollo y la imagen mas que la persona.

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