Por: Pedro Ávila, Sociólogo
(Segunda Parte)
Con su irresistible retórica, su biografía que muestra un origen “del pueblo”, un carisma único y un manejo teatral y de cámara fantástico. Chávez se transforma en un líder sin contrapeso real, y gana las elecciones el 1999. Apenas a los 3 meses de ser investido, se da inicio al programa “Aló Presidente”, que se transmitía cada domingo, desde las 11 hasta aproximadamente las 17 horas. Sí a lo menos 3 y a veces hasta 6 horas de transmisión en vivo. Dicen, que dedicaba muchas horas a prepararlo. Y toda la nación estaba “obligada” a ver el programa, ya que ahí se anunciaban políticas públicas, decretos, órdenes y lineamientos de Estado.
Comento esto, para que entendamos un poco al personaje. En Chávez tenemos a un caudillo militar ególatra, narcisista, sobreideologizado, que no creía realmente en la democracia (un demócrata de verdad jamás intentaría un golpe de Estado). Y es éste sujeto, con poderes casi absolutos emanados de su abrumadora adhesión popular, el que da inicio a un proceso constituyente.
La Asamblea Constituyente de Venezuela, era en un 100 % de Chávez. Si a él no le gustaba algo, llamaba a un constituyente de influencia, y le corregía lo que quería. Mandaba textualmente el texto que quería que fuera. Así como CORPESCA hacía ¿o hace? con Jacqueline Van Rysselberghe, más menos. Entonces, es dificil decir que Venezuela tuvo una Asamblea Constituyente real, si el texto final debía ser visado y si no le gustaba era corregido, por Chávez. En consecuencia, el texto final era de su total agrado, al 100 %. Representaba solo una visión de país. La oposición, que dicho sea de paso, cometía un error político tras otro a niveles pocas veces visto. Tuvo poca y nada incidencia real en ella. El “AC” era más bien Asamblea Chavista, no Constituyente.
Lo que siguió después, es un desastre ya conocido que no tiene sentido comentarlo acá, si la idea, es demostrar que no hay nada, ningún elemento social o político real, que podríamos catalogar siquiera similar entre el proceso chileno y el venezolano. El proceso constitucional chileno, surge, muy en resumidas cuentas, porque una olla a presión social estalla, luego de décadas de abusos, desigualdades e injusticias. Con un millón y medio de personas solo en Santiago, manifestándose espontáneamente sin líderes ni banderas políticas. Es sencillamente incomparable. (concluye mañana)