Por: Michelle Moreno, Académica Escuela Nutrición y Dietética U. Andrés Bello
Sin duda, cada vez son más los pacientes que se someten a una cirugía para bajar de peso. Según la Sociedad Chilena de Cirugía Bariátrica y Metabólica, en 2015 se realizaron 7.189 intervenciones y de ellas 465 fueron por segunda vez (6.6%).
Teniendo presente que la obesidad es una afección multifactorial, se debe partir en primera instancia con la comprensión, por parte del paciente, de las consecuencias que han tenido sus hábitos socioculturales y como estos han influido en su condición de salud, para posteriormente ser abordado considerando las distintas especialidades médicas involucradas.
Se deben incorporar tratamientos nutricionales que implican la reducción de peso mediante cambios en la alimentación y la incorporación de actividad física dentro de la rutina diaria.
En la mayoría de los casos es necesario que el paciente siga un régimen de alimentación que provoque la reducción de peso, de manera de disminuir los factores de riesgo asociados a la cirugía y prevenir las complicaciones pre y post operatorias.
Es importante la educación en estos pacientes, por lo cual es necesario evaluar la adherencia al tratamiento. Siempre se debe consultar al profesional nutricionista, ya que existe un porcentaje de pacientes que tienen el temido efecto “rebote” provocado porque no logran realizar cambios reales en su alimentación.