Por: Dr. Patricio Silva, decano Facultad Salud, U. Central
Los 35 casos de cólera que se han presentado en nuestro país, desde junio hasta ahora, paulatinamente encendieron las alertas en las redes sociales y en la autoridad sanitaria, la cual debió reaccionar con cautela para no generar alarma pero, al mismo tiempo, cumplir con informar con veracidad y claridad.
Recordemos que el cólera es un vibrión que se transmite vía contaminación de los alimentos por aguas servidas. En esta oportunidad, el contagio ha sido de una cepa no toxigénica, es decir, sus efectos no son extremadamente graves ni mortales. Este cólera también produce vómitos, diarrea y cuadros digestivos, de menor intensidad que el toxigénico, pero pueden generar mayores riesgos en niños, adultos mayores, o personas con enfermedades de base.
Entre las recomendaciones básicas para evitar la enfermedad está el lavado de manos antes de manipular alimentos, de comer y después de ir al baño o mudar lactantes; beber siempre agua potable, si no dispone de ella, hervirla al menos 3 minutos; lavar frutas y verduras; consumir carnes, huevos, pescados y mariscos cocidos; no ingerir mayonesa casera; mantener los alimentos a temperaturas seguras, es decir, refrigerados a menos de 5ºC y platos calientes a más de 65ºC; cuidar la limpieza de baños y cocinas, así como de mesones y cubiertas donde se preparan alimentos; y evitar alimentos de recintos no autorizados.
Se estima que los casos de cólera, presentados en las regiones Metropolitana, de Atacama y de Valparaíso, se han generado a través de frutas y verduras eventualmente regadas con aguas contaminadas de estas bacterias. En este sentido, es fundamental que la autoridad sanitaria reconozca y establezca los puntos de contagio de los alimentos, ya sea por uso de aguas servidas, contagio en el proceso de manipulación de éstos o contaminación cruzada.
Chile tiene una larga tradición de manejo y detección de enfermedades que impactan a la salud pública, por lo que tenemos el conocimiento, la organización y los profesionales expertos en Salud Pública que investigarán estos brotes de cólera, identificando las causas y tomando las decisiones que correspondan. Es así como el Ministerio de Salud debe asumir la conducción de la información, desarrollando campañas que informen a la comunidad y eviten la desorientación. He ahí uno de los desafíos que tiene nuestra autoridad de salud.