Por: Carmen Gloria Fernández, Escuela Nutrición y Dietética U. Andrés Bello
El Cólera es bastante antiguo en la historia de la humanidad, se ha descrito en todos los continentes y se le ha responsabilizado de la muerte de muchísimas personas. Se trata de una infección intestinal aguda causada por la bacteria Vibrio Cholerae que se aloja en el intestino y secreta la entero toxina del cólera, que produce náuseas, vómitos y diarreas profusas que pueden llevar a la deshidratación.
Se transmite por la ingestión de agua o alimentos contaminadas con heces y/o vómitos de personas infectados o portadoras. El período de incubación es de 1a 4 días. La mortalidad puede ser menor del 1% con tratamiento adecuado. Sin tratamiento, varía entre un 25 a 50%.
La única epidemia de cólera que ha tenido Chile fue la ocurrida desde 1886 a 1888. En ese entonces, nuestro país tenía una población de 3 millones de habitantes, de los cuales 56.836 (2%) padecieron la enfermedad y 28.432 fallecieron. En la penúltima pandemia, la situación de Chile fue diferente, entre abril de 1991 y marzo de 1993, se notificaron 146 casos de cólera, de los cuales 3 fallecieron.
En 1998 hubo un brote con 28 casos y con 2 fallecidos en un sector cercano a San Pedro de Atacama.
La respuesta organizada a este tipo de enfermedades ha demostrado ser efectiva en nuestro país y ha permitido que esta patología se encuentre bajo control, pero no es una patología erradicada del mundo, la globalización y masificación de los viajes hace que el cólera siga representando una amenaza latente, por eso en nuestro país el sistema de vigilancia epidemiológica la incluye como de notificación obligatoria.