Por: Dr. Denis Panozo Villarroel
Esta enfermedad tiene una evolución crónica, con crisis para el resto de la vida, por suerte no es una enfermedad hereditaria, tiene una génesis autoinmune, es decir nuestras propias defensas actúan sobre el colon, pero afecta más la porción terminal de este, el sigmoides y el recto. Es una patología que afecta al hombre o la mujer indiferentemente entre los 25 a 35 años y 60 a 75 años. Sus síntomas o molestias son dolores en el vientre bajo con heces poco consistente y con sangre entremedio, con la sensación imperiosa de defecar sin poder contenerse, acompañado de dolores y gases en forma intermitente, además en los casos más grave se acompaña de fiebre, decaimiento.
En cuanto al diagnóstico la colonoscopia es la técnica ideal ya que permite visualizar toda la mucosa del colon y tomar las biopsias que sean necesaria, permitiendo valorar la intensidad de la enfermedad, la extensión y las posibles complicaciones, como son las sobreinfección o incluso la degeneración a lesiones malignas.
Actualmente no existe un tratamiento para que cure definitivamente esta patología, pero hay por suerte medicamentos para calmar en forma transitoria las molestias, permitiendo a los pacientes a disfrutar de periodos sin molestias. Esta enfermedad inflamatoria puede provocar una malnutrición al alterar y provocar una mala absorción a nivel intestinal de los nutrientes de nuestras comidas, por lo cual hay que preocuparse de la dieta a seguir, la mayoría le basta con mantener una dieta equilibrada, variada y saludable. No existe un alimento que empeore la enfermedad.
