Estudios en Chile revelan cifras preocupantes de consumo de sal en nuestra alimentación. Algo que debiera alarmarnos aún más, si sabemos que su excesivo consumo incide en numerosas enfermedades, muchas de las cuales nos llevan a la muerte, como los accidentes cerebro vasculares (AVC).
Se estima que en Chile estamos consumiendo en promedio cerca de 10 gramos de sal diario, cifra muy superior a la recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que indica que el consumo de sal no debe superar los 5 gramos por día.
Una cifra que duplica lo necesario y que es preocupante, si pensamos que el alto consumo de sal tiene efectos directos sobre la presión arterial y puede predisponer a enfermedades como la hipertensión, osteoporosis, asma, obesidad, cáncer de estómago y ser causa directa de una de un ataque cerebrovascular (ACV), la principal causa de muerte en nuestro país.
Según datos del Minsal, hubo 9.004 fallecidos por esta causa el año 2013, lo que corresponde a una persona por hora. “Se calcula que anualmente hay 24.964 casos nuevos, por lo que hoy en día en Chile hay 69 casos cada día. Además, es la segunda causa de mortalidad prematura en Chile, con 2.310 defunciones el 2013 en personas entre 30 y 69 años (IHME 2013) y la primera causa específica de años de vida saludables perdidos por discapacidad y muerte”, se indica en el portal web.
En este contexto, la especialista en nutrición, Silvana Saavedra, quien es Jefa de carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad del Pacífico, recomienda trabajar seriamente en la reducción de su consumo. “Lamentablemente por las actividades laborales o estudiantiles han aumentado los hábitos de consumir comida al paso o rápida. Esto ha ayudado al mayor consumo de sal, razón por la que se recomienda volver al antiguo sistema de la vianda, que es la comida llevada desde el hogar”, indica.
Entonces, ¿cómo disminuir el consumo de sal en nuestra dieta? La especialista de la Universidad del Pacífico entrega una importante lista de recomendaciones que podemos practicar en forma habitual, tanto en momentos de compra de alimentos como durante su preparación:
– Lea siempre las etiquetas de los productos que compra y prefiera aquellos rotulados como “bajo en sodio”.
– Agregue muy poca sal a la comida que prepara. Disminuya de apoco la cantidad y no se dará cuenta de la restricción de sal.
– Hay algunos alimentos que los puede consumir sin sal, como las ensaladas; basta con aliñar con limón o vinagre.
– No consuma productos que contengan glutamato monosódico, ya que esto es sal. Lo contienen las conservas en general, las salsas, sopas en sobre y caldos concentrados.
– Evite el consumo periódico de kétchup, mostaza preparada, pepinillos, encurtidos, aceitunas, salsas de soya, de carne, picantes o inglesas, carnes y pescados ahumados, quesos amarillos, cecinas y maní salado.
– Prepare salsas saludables a base de verduras, yogurt y condimentos.
– En la mesa no agregue sal a las comidas y menos antes de probarlas. Lo ideal es erradicar el salero de la mesa.
– Elija el agua mineral “libre en sodio”, así como el quesillo sin sal, pan sin sal y galletas de agua sin sal.
– Sustituya la sal por especias o condimentos.
– Consuma masas dulces solo fabricadas en casa, como galletas y queques, ya que las comerciales contienen conservantes que son en base a sodio (sal).
– Utilice sal baja en sodio, pero antes consulte a su médico, ya que no todos pueden consumirla por contener un alto contenido de potasio.