Por: Ricardo Leiva, Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes
Señor director: A los malos resultados obtenidos por los estudiantes de segundo medio en el Simce, se sumó este fin de semana la divulgación del informe “Skills Outlook 2017” de la OCDE, que confirma que los chilenos logran los peores niveles a escala internacional en competencias y comprensión de lectura. Según la OCDE, el 48% de los adultos chilenos muestran, simultáneamente, una mala comprensión de lectura y un bajo rendimiento matemático. En Japón esa proporción llega al 4% y en Finlandia al 8%.
Aunque la OCDE nos recuerda que en Chile la calidad de la educación depende mucho del origen socioeconómico, el Simce confirma que la comprensión de lectura lleva varios años bajando en todos los estratos sociales, por lo es un problema transversal.
Al respecto, creo urgente restringir o prohibir el uso de celulares en los colegios, pues tal como explica el director del Centro de Excelencia Docente del Assumption College de Massachussets, James J. Lang, estamos sufriendo el síndrome de la “sala de clases distraída”. En un artículo reciente, Lang dice: “Sé por experiencia personal y por un montón de investigaciones publicadas que cuando los estudiantes tienen teléfonos o computadores portátiles en clases y textean, navegan por internet o postean en sus redes sociales, solo prestan un 50% de atención, con suerte”.
Según una investigación que estamos conduciendo profesores de la Universidad de los Andes, para medir y conocer el uso del celular entre escolares de distintos sectores, un número considerable de apoderados establece una relación negativa directa entre el tiempo que los niños y jóvenes usan el teléfono, y las notas. Desgraciadamente, esos mismos padres se quejan de que muchos colegios colaboran poco para restringir el uso de celulares en las salas.
De acuerdo a los cálculos, uno de cada cuatro alumnos pasa más de cinco horas al día jugando o comunicándose con el celular, cuando parte importante de ese tiempo es el que debería dedicarse a ponerle atención al profesor y a leer en la sala de clases.