Se realizó misa en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima presida por el Obispo Cristián Contreras
Con emoción, diversas muestras de cariño, lamentando su alejamiento y, sobre todo, expresando la gratitud por el fecundo trabajo pastoral desarrollado en Los Andes fueron despedidas las queridas hermanas franciscanas belgas Goretti Braeken y Rita Cox, quienes después de más de 40 años dejan definitivamente la zona para retornar a su congregación religiosa, decisión adoptada por ellas junto a su comunidad de origen.
Por tal motivo, el domingo a las 16:00 horas se efectuó una eucaristía en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima de Centenario, la que presidió el Obispo Cristián Contreras y que fue concelebrada por el párroco, padre Ricardo Olavarría, sacerdotes y diáconos de la Diócesis de Aconcagua, y en la que estuvo presente la hermana Goretti, por cuanto la otra religiosa hace un par de años ya se encuentra en su comunidad.
Fueron numerosos feligreses los que llegaron hasta el templo parroquial para participar de la misa y acompañar a la hermana en este especial momento, muchos de los cuales compartieron con las religiosas durante estos años, conocieron y fueron parte de su labor evangelizadora.
SERVICIO FECUNDO
Las hermanas Goretti y Rita llegaron a Chile el año 1969, llenas del entusiasmo por compartir el evangelio de Jesús y desarrollar su trabajo misionero, lo que quedó reflejado en la Diócesis de San Felipe de Aconcagua y, particularmente, en la ciudad de Los Andes.
Al principio sirvieron en Illapel, para posteriormente trasladarse a tierra andina donde prosiguieron en la Población Ambrosio O’Higgins, sector dependiente de la Parroquia Santa Rosa; y luego, en la década del 70, establecerse en la Villa Sarmiento, correspondiente a la Parroquia Nuestra Señora de Fátima, viviendo y compartiendo con las comunidades de estos lugares como de otros sectores.
Dentro de su trabajo pastoral destacan el apoyo a las parroquias, catequesis, liturgias, animación de comunidades de base y diversos grupos, pastoral social y carcelaria, servicio a los adultos mayores y enfermos, entre otras acciones.
También sobresalen la motivación por formar comunidades católicas e impulsar la construcción de capillas, como Jesús de Nazareth de la Población Ambrosio O’Higgins, San Francisco de Asís de Villa Sarmiento y Espíritu Santo de la Población René Schneider, desde donde también surgieron clubes de adultos mayores, entre estas la organización que además propiciaron en la Población Alonso de Ercilla.
Como misioneras visitaban a diferentes familias, movilizándose para ello en bicicletas, reuniéndose en las casas donde compartían el Evangelio y oraban por las necesidades, manifestando su presencia entusiasmo, cariño, alegría y sencillez.
Dentro de lo efectuado, la hermana Goretti visitaba a los enfermos en sus casas llevándole la comunión y preocupándose de las familias, servicio que realizaba hasta la fecha; en tanto que la herma Rita atendía un pequeño policlínico que tenían en su casa, ayudando a mucha gente que necesitaban de este servicio.
El paso de las hermanas ha sido catalogado como un gran regalo de Dios, huellas que permanecerán en el tiempo, agradeciendo el cariño, apoyo, consejos y amistad brindados durante todos estos años.
HICIERON PRESENTE AL SEÑOR EN MEDIO DE LOS NECESITADOS
El obispo Cristián Contreras expresó que coincidentemente esta misa de despedida se efectuó en el día en que la iglesia celebraba la fiesta de la Santísima Trinidad, siendo una bella celebración eucarística al estar acompañada por sacerdotes, religiosas y el pueblo de Dios.
“Damos gracias por la presencia de las hermanas franciscanas belgas por tantos años en nuestra iglesia diocesana”, expresó, resaltando que las religiosas llegaron a Los Andes en momentos de muchas más necesidades “y haciendo presente a Jesucristo en medio de los pobres con rostro, de los ancianos, los enfermos, los encarcelados y los discriminados”.
Admiró que las hermanas Goretti y Rita andaban en sus bicicletas, pese a las dificultades de salud, “siempre queriendo salir a misionar, no renunciando jamás a la misión de la Iglesia que es estar en medio de los pobres, y ellas, de alguna manera, hicieron presente a Cristo en medio del dolor, de los humildes y de los enfermos. Por eso hoy le decimos gracias al Señor, porque te manifestaste también a través de estas hermanas, que dejándolo todo se vinieron a este rincón del sur de América para hacer presente al Señor en medio de los necesitados, por eso a ustedes el cariño y gratitud de la Iglesia”.
El prelado lamentó que con la partida de las dos religiosas desaparece la congregación de las Hermanas Franciscanas Belgas en Los Andes, ya que al ser pocas en el mundo no pudo renovarse, “por eso le pedimos a Dios que regale nuevas religiosas, que al igual que estas hermanas puedan acoger y salir en búsqueda de aquellos que sufren”.
GRATITUD POR HABER SIDO ACOGIDAS
El padre Ricardo Olavarría hizo presente lo que la hermana Goretti le solicitó que expresara a su nombre como de la hermana Rita, “que es la gratitud por haber sido acogidas en las comunidades, por haberlas amado, por compartir el servicio, el Evangelio y el amor”.
PETICIÓN
Cabe señalar que en la parte final de la misa hubo una manifestación por parte de feligreses en apoyo a las religiosas, ocasión en la que Francisco Rodríguez hizo uso de la palabra pidiendo al obispo para que pudiera hacer lo posible a fin de que las hermanas se mantuvieran en Los Andes, instando a la vez que como comunidad se hicieran cargo responsablemente del cuidado de las religiosas.