Octavio Arellano ante comentarios formulados por el concejal Miguel Henríquez respecto al proyecto de estacionamientos subterráneos en el centro de la ciudad, reafirmó su postura frente al tema e insiste en la absoluta necesidad que la municipalidad entregue una información clara, precisas y transparente acerca de los verdaderos alcances de esta obra que pretende construir la empresa concesionaria de parquímetros en una zona típica y protegida, criticando la excesiva intervención que han realizado sobre la plaza a través de numerosas calicatas.
Al respecto el concejal Arellano expresa:
» Al conocer la reciente opinión del concejal Miguen Henríquez sobre el proyecto de estacionamientos subterráneos, ha dejado en evidencia la necesidad de que el municipio realice una amplia difusión del mismo y sus impactos, los que al parecer no están claros. Ello contrasta con la posición del ex gobernador Daniel Zamorano, quien ha respaldado la necesidad de convocar a un plebiscito ciudadano para dirimir la controversia planteada. Efectivamente, a pesar de que aún no hay un proyecto definitivo, los concejales hemos conocido diversas exposiciones hechas por la empresa concesionaria y presenciado las obras menores como las calicatas que se han realizado no solo en la calle sino que también sobre la Plaza de Armas. Ello nos ha llevado a reafirmar nuestra postura sobre la ilegitimidad de usar un espacio público para beneficiar a una empresa comercial, en perjuicio de toda la ciudadanía, que ve restringido el uso de un espacio público que nos pertenece a todos, cuyos impactos ambientales, sociales, patrimoniales y económico serán de gran envergadura.
No se trata de estar contra el progreso, pero creo que un estacionamiento subterráneo, que alteraría el diseño arquitectónico de la Plaza de Armas de una antigüedad superior a los 200 años y que afectará la calidad ambiental del centro, no se puede calificar progreso sino que simplemente un retroceso como civilidad.
Y tenemos derecho a preguntarnos ¿por qué no se construye en otro lugar, como por ejemplo la zona de estacionamiento del parque y del estadio Regional?. No tiene otra explicación que consolidar un monopolio comercial que se ha apoderado del espacio público del centro y que será una barrera a cualquier proyecto de desarrollo en los próximos 35 años, ya que NADIE podrá construir otro estacionamiento en el damero central, ni subterráneo ni en edifico de altura, menos en zona de superficie.
Pretender colocar estacionamientos bajo la Plaza de Armas atenta contra todas las buenas prácticas que hemos logrado en Chile en materia de movilidad urbana, en que lo que se busca es disminuir el acceso de autos a zonas congestionadas -y el centro de Los Andes es el mejor ejemplo de alta congestió- fomento de los espacios para la circulación peatonal, más arbolado urbano y parques vecinales, además de la construcción de ciclovías para una movilidad sustentable. Hasta ahora no hemos escuchado ningún proyecto concreto del municipio de crear algún paseo peatonal en el centro, en las calles Maipú y Esmeralda, ni un plan concreto de inversión en reforestación y riego de avenidas y calles.
Entonces para dónde vamos? derechamente a la pérdida de aquellos lugares que nos identifican, propios de la «andinidad».
En el debate sobre los estacionamientos bajo la plaza se han hecho afirmaciones que deben ser aclaradas:
– Que no se afectará la plaza. Falso, se levantará todo el paseo exterior que da a la calle Esmeralda y se construirá una losa de hormigón, sin árboles, sino que solo con arbustos pequeños.
– Que no se eliminarán árboles de la plaza: Falso, se eliminarán más de 20 árboles, algunos centenarios y otros más recientes.
– Que disminuirá la congestión vehicular. Falso. El estacionamiento subterráneo tiene capacidad para 350 estacionamientos, que si se estiman en una estadía mínima de 3 horas, al día se producirán cerca de 1.000 desplazamientos vehiculares nuevos, además de todos los que se estacionan en la superficie, más la locomoción colectiva que circula por el centro.
– Que el contrato no se puede modificar. Falso. El contrato ya fue modificado el año 2017 y puede serlo cuando afecta el bien o interés público, como sería la creación de un monopolio sobre el espacio público.
– Que la ciudadanía conoce el proyecto. Falso. La autoridad y la empresa concesionaria, se han negado a instalar paneles informativos en diversos lugares de la plaza. A pesar de ello más de 5.000 personas han firmado contra el proyecto.
En conclusión, la discusión está abierta y esperamos que sean muchos otros ciudadanos y organizaciones quienes se expresen fundadamente sobre el tema. Por mi parte continuaré haciendo difusión de los impactos negativos de un proyecto que se pretende construir a espaldas de la ciudadanía, sin la adecuada información y que solo ha traído beneficios millonarios a la empresa concesionaria.»
