Por Hugo Rodríguez Bernal
¿Puede el fútbol transformarse en un instrumento de Paz? …. Pues sí. Así ha sido este juego tan agradable y bonito, pero que a veces se transforma en rivalidad demasiado fuerte y apasionada, llegando a los límites del fanatismo ciego.
Es más, en las eliminatorias del primer Mundial de México 70 estalló una guerra entre las repúblicas centroamericanas de Honduras y El Salvador por situaciones del juego entre ambas selecciones que terminó en un juego en cancha neutral, en México que clasificó a El Salvador.
Pero ahora les quiero escribir sobre un Gran futbolista africano, llamado DIDIER DROGBA nacido en Abidjan, la capital del país de Costa de Marfil en 1978, uno de los mejores futbolistas africanos del siglo XXI hasta el momento, en tiempos en que una situación desastrosa en el país los tenía divididos entre el gobierno y grupos rebeldes que no lo reconocen, por considerar viciada la elección. Igual que en casi toda África, que en medio de su subdesarrollo sólo tienen tiempo para sus luchas internas y sin destino. Y para las pingües ganancias que las empresas internacionales de fabricación de armas consiguen provocando rivalidades y luchas entre países o entre habitantes de un mismo país (ojo con Venezuela).
Didier Drogba resultó ser uno de los mejores delanteros africanos de los que juegan en las grandes ligas europeas, ya por eso era seguido por sus compatriotas con mucho fervor, a pesar de los desastres de la Guerra Civil.
Muy pequeño fue llevado a Francia, para sacarlo de la guerra civil que ya dominaba Costa de Marfil. Se notaba entonces la calidad diferente del juego de Didier, aun niño participa en ligas menores, hasta que llega al primer equipo del Olimpique de Marsella, uno de los grandes de Francia. Gran goleador de su club y pronto lo llaman a la Selección Nacional de su país. Ha sido muy difícil para las defensas rivales, como la del Barcelona de Guardiola. Tentado desde Inglaterra se fue a Londres a jugar por el club del barrio de Chelsea, gran éxito también. Cada vez más firme y maduro, fue capaz de llevar a Costa de Marfil por primera vez a un Mundial y ya van tres seguidos, más dos finales de Copa de África.
Aparte de todo Didier Drogba siempre se comprometió con los temas trascendentes de su país, con África y con la PAZ. Fue designado Embajador de Naciones Unidas, por lo que ha participado en numerosas actividades de bien, especialmente para los niños, lleva cuatro hospitales en funciones y otro en construcción en la ciudad de Abidján, capital de Costa de Marfil.
Hubo un suceso, especialmente importante y trascendente en la vida de Didier y en la Historia reciente de su país, un suceso que lo marcó como un héroe histórico del siglo XXI y no fue una jugada futbolística, aunque claro que el juego ayudó mucho también. Didier ya era un gran ídolo de su patria, por su desarrollo como futbolista principal, Drogba detuvo personalmente la guerra civil.
En el año 2005 Costa de Marfil, estaba en el peor momento de la guerra civil. Una guerra que se había iniciado cuatro años antes, debido a un golpe de Estado que no se completó, pero que dividió al país en dos territorios separados, como las antiguas Alemanias. Los rebeldes dominaron varias ciudades del sector norte del país y el sur a cargo del gobierno que había ganado las elecciones, no muy claras.
Por primera vez en su Historia Costa de Marfil (Cote D’ Ivoire) está a punto de clasificarse para el torneo Mundial de Fútbol que se efectuaría en Alemania 2006 y derrota a Sudán por 3 a 1 en un partido con estadio repleto y todo el país siguiendo el juego por Televisión Nacional, pleno de alegría y euforia.
En esas circunstancias, con todos celebrando ese histórico resultado, Didier Drogba convirtió aquella celebración en un momento trascendental para la Historia del país. Arrodillado y rodeado por todos los jugadores de la selección, se dirigió a las cámaras de la Televisión Nacional y comenzó su mensaje:
“Ciudadanos de Costa de Marfil, del norte y del sur, este y oeste, les pedimos que se perdonen los unos a los otros. Perdonad, Perdonad. Un gran país como el nuestro no puede rendirse al caos. Dejad las armas y organizad unas elecciones libres”
El mensaje del futbolista produjo una gran sensación, porque el país estaba muy afectivo en ese momento de gran celebración y porque necesitaba que alguien le abriera los ojos.
Después de más de cuatro mil muertos en tres años, quien mejor para hacerlo que el mayor ídolo en esos momentos elevado ya a leyenda eterna. Una semana después de aquel gesto, los dos bandos acordaron un cese al fuego; era el inicio del fin de la guerra.
Igual había algunas situaciones pendientes y Drogba lo sabía, por eso cuando recibió el premio al Mejor futbolista africano de 2006 regresó a Costa de Marfil para mostrar el trofeo, pero no lo hizo a la capital Abidján, viajó a Bouaké en el norte, una de las ciudades en el territorio rebelde, donde los opositores al gobierno, habían instalado su cuartel general, ahí volvió a pedir la unidad del pueblo.
Al año siguiente se le ocurrió algo más difícil aún y de mayor simbolismo, llevar un partido de la selección nacional a la misma ciudad de Bouaké. Esto era llevar la unidad del país en su máxima expresión al lugar más conflictivo. No fue fácil, pero con la intervención personal de Drogba, las autoridades políticas y futbolísticas accedieron.
Estaba claro que no iba a ser un partido de fútbol cualquiera. Varios ministros del gobierno, asistieron al partido en el estadio de Bouaké, en pleno territorio rebelde con cinco años de guerra. Entonces sonó el Himno Nacional. El presidente de Costa de Marfil y el líder rebelde lo cantaron, uno al lado del otro. Didier Drogba supo en ese instante que la Guerra Civil había terminado. “Ver a los dos bandos juntos, cantar al unísono el himno de mi país fue muy especial. Sentí que Costa de Marfil volvía a nacer”, declaró el gran delantero.
Cinco a cero ganó Costa de Marfil a Madagascar, de ahí el titular del Diario: “Cinco goles para borrar cinco años de guerra”… Didier, él solo había conseguido acabar con una guerra de difícil final.
La situación del país sigue siendo inestable, ya sin guerra. Didier sigue con su labor humanitaria en la construcción de hospitales para niños, él pone el dinero, con la condición que los servicios a los niños enfermos sean todos gratuitos y que todos puedan tratar de hacer cumplir el sueño de Drogba ver a Costa de Marfil en Paz.