Por Hugo Rodríguez Bernal
Griegos, lo que se dice Griegos, los troyanos no eran, eran hititas, otro pueblo muy importante de la antigüedad del Cercano Oriente y de la península de Anatolia, llamada por los romanos como Asia Menor y muy rivales con los helenos (griegos) en griego Grecia se dice Hellas. Lo curioso es que las creencias politeístas de ambos pueblos en esa época eran similares, Zeus, Afrodita, Apolo, Artemisa, Atenea, Ares, Hefesto, Hera, Hermes, Poseidón y otros, algunos rivales entre ellos.
Troya estaba a orillas del estrecho de los Dardanelos, paso marítimo obligado entre el Mar Negro al norte y los mares Egeo y Mediterráneo al sur, cobraban algo así como peaje a las naves que pretendían pasar de uno al otro mar. Los griegos hasta la corona de rabia por esta situación, y otras más, esperaban en cualquier momento que una chispa saltara para que ardiera la hoguera.
Mientras en el Olimpo, donde habitan los dioses Atenea y Hera contra Afrodita (Venus) por la Manzana de la Discordia. Si las mujeres normales quieren ser bellas, las diosas, más aun y compiten entre ellas. La leyenda dice que hubo una especie de concurso de Miss Universo en el pasado remoto. Como no hubo acuerdo entre las diosas de cuál era la Más Bella, eligieron al hombre más hermoso como juez, este fue el príncipe Paris de Troya, al que entregaron una Manzana que debía pasársela a la más hermosa, luego que cada diosa le ofreciera a Paris múltiples regalos para ser elegidas (corrupción prehistórica) este elige a Afrodita (Venus) la que le prometió la mujer normal mas hermosa para ser la ganadora y esta fue ni más ni menos que Helena esposa del rey Menelao de Esparta. Allá llega Paris y rapta a Helena y la lleva a Troya y así se inicia esta Guerra terrible que duró diez años y termina con el ardid del rey de Ítaca, Ulises de esconderse en el vientre de un gran caballo de madera que los griegos (aqueos entonces) dejarían en la playa vecina de Troya (Ilión en griego) como símbolo que cansados se retiraban y daban por ganador a los troyanos. Pero luego de las celebraciones sale Ulises del caballo, abre las puertas de la ciudad sitiada y ahí Ardió Troya.
Fieros combatientes fueron los griegos y los troyanos, héroes muy osados, Héctor, Paris, Eneas y el rey Príamo por Troya. Agamenón, Ajax, Aquiles, Néstor, Ulises por los aqueos. Estuvieron a punto de ganar los troyanos, pero Zeus, el padre de todos los dioses decretó la victoria de los aqueos y eso era definitivo. Troya fue arrasada. Según Virgilio, el príncipe Eneas y su familia escaparon y sus descendientes Rómulo y Remo, fundaron Roma en Italia.
Con el paso del tiempo la ciudad vencida fue olvidada, hubo terremotos y las ruinas de Troya ahora están lejos del mar, del estrecho de los Dardanelos entre el mar Egeo y el mar de Mármara, frontera entre Europa y Asia. Recién en el siglo XIX el arqueólogo Heinrich Schliemann en 1871 logró encontrar e identificar sus ruinas. Nosotros llegamos en un bus de turismo desde Estambul, la antigua Constantinopla y abordo de un transbordador para cruzar los Dardanelos en un día semi lluvioso y con mucho viento, nada de eso importó, la emoción de estar en un sitio arqueológico de tal magnitud tapó a todo lo demás.
Lo primero que se ve, un gran caballo de madera, un poco burdo y algo ingenuo, cualquiera puede subir en el. Lo demás ruinas surtidas. Existen cerca de diez Troyas, unas sobre otras. Se construyeron nuevas una y otra vez en el mismo lugar. Una de esas fue la Troya Homérica. La de la Guerra. Homero vivió tres o cuatro siglos después y escribe la Ilíada y la Odisea por lo que escuchó de sus antepasados verbalmente. Aun no se conocía la escritura en esa parte del Mundo. Parece que antes de la escritura, la memoria de las personas era colosal, se aprendían las cosas fácilmente. Ahora al poder escribirlas uno descansa mentalmente en lo que está escrito. La Ilíada relata una parte previa al final de la contienda. Bloqueada Troya diez años por los griegos. La Odisea se refiere al rey Ulises de la isla de Ítaca que es un gran guerrero, pero por distintas situaciones los dioses lo castigan complicándole el regreso a su patria, se demora en volver otros diez años llenos de aventuras extraordinarias.
Para los turcos actuales que en esa época vivían en el centro de Asia, esto les importa poco. Muchos siglos después los turcos invadieron Asia Menor y crearon ahí el Imperio Otomano. Aun están en ese territorio.
Pero es una Historia, tan importante, tan repetida, tan interesante que se siente una especie de vibración interna de emoción al recorrer y tocar esos lugares que se conocen a la distancia, hasta se piensa que están en otra dimensión del tiempo y del espacio. Son los mismos lugares donde vivieron esos personajes de Troya (Ilión) y llegaron los guerreros aqueos( griegos) dirigidos por el rey Agamenón de la ciudad de Micenas. Algunos llegaron a pensar que esta historia nunca ocurrió. Hasta que Schliemann descubre las ruinas de Troya más lejos del mar de lo que se creía. La ciudad turca de Kanakkale queda en sus cercanías, ahí está el caballo de la película Troya, mas aproximado a la realidad de la Guerra. A pesar de fallas graves de esa película como incluir unas llamas entre los animales que guardan los troyanos ante la inminente llegada de los aqueos a sitiarlos. Es una pequeña mirada a un rincón de fines de la Prehistoria en la frontera misma de Asia y Europa, es el inicio del Asia Menor.