Por Hugo Rodríguez Bernal
Fue en el siglo XVIII que misteriosamente, aparecieron en la superficie de unos campos al sur de Nápoles unas estatuas antiguas y unos espacios vacíos, unos huecos extraños con formas humanas pero al revés. Quienes los descubrieron echaron yeso líquido hasta llenar el espacio, esperaron que se solidificara y retiraron la tierra y el polvo de los contornos … y oh sorpresa, se formó la imagen de una persona. Eran los restos de la ciudad romana de Pompeya cubierta de cenizas en el año 79 DC en una violenta erupción del Vesubio. Con el tiempo ese territorio fue abandonado y seguramente olvidado por el paso de cientos de años, hasta que alguien encontró algunos fragmentos de muebles, vajilla y estatuas rotas.
Parece que fue en Febrero del 2005 nuestra increíble caminata entre las ruinas de Pompeya, en el centro sur de Italia, muy cerca de Nápoles y de las costas del Mar Tirreno, un día entre nublado y algo de lluvia. Que poco cuidan las ruinas de Pompeya, el viento y las lluvias hacen lo que quieren con ellas. Muy cerca hacia el noreste el Gran Volcán Vesubio, una de sus erupciones arrasó con Pompeya en la época de mayor gloria del Imperio Romano, en el siglo I DC , pero lo que mató a la ciudad fue una violenta lluvia de cenizas y vapor de azufre.
Pompeya tiene un plano que recuerda mucho el damero de Los Andes o de San Felipe, mayoría de calles rectas y manzanas ordenadas, calles empedradas con veredas y piedras que en medio de la calzada permiten el paso de carruajes en una dirección y el cruce de peatones cuando hay lluvias entre vereda y vereda.
Era una ciudad muy activa, con puerto marítimo, negocios, panaderías, hoteles, termas, edificios de gobierno en el Foro, templos religiosos, mercados, teatros al aire libre, tipo Quinta Vergara, es decir, anfiteatros griegos y también un circo romano o coliseo, menor que el de Roma, pero en mal estado de conservación.
Las cenizas preservaron bien, los muros, suelos con cerámica, fuentes y estatuas, pero no los techos de las viviendas. Las casas, muchas de ellas de lujo, con varios patios, y recintos amplios, con obras de arte magníficas en sus muros y numerosas estatuas como el Fauno Bailador en una de ellas o una cerámica con la imagen de un perro bravo, tiene escrito “cuidado con el can” (cave cane)
Impresionante son los “calcos” es decir las estatuas de yeso formadas en los espacios que quedaron de los cuerpos de los que no pudieron huir de la catástrofe, son varios, con algunos animales incluidos. Una mujer que en medio del desastre se devolvió a buscar sus joyas y con ellas en la mano, murió asfixiada y ahí quedó.
La catástrofe de Pompeya en el esplendor del Imperio Romano ha significado una gran cantidad de libros y revistas, películas y documentales, todos con algún nuevo detalle en su contenido. Cantidad de elementos muy conocidos por nosotros en estos siglos XX y XXI pero que ya se usaban o practicaban en ese lejano siglo I DC.
Las Tabernas con vinos y comidas para los viajeros, las termas con aguas cálidas y frías para reponer el cuerpo, los lupanares, con las “lupas” (lobas) con barrio rojo exclusivo para marineros y visitantes recién llegados a la costa del mar Tirreno y con cierta publicidad en los caminos empedrados. Importantes obras de teatro y juegos en escuelas de gladiadores en el coliseo local. Un mercado muy grande con todo tipo de frutas, verduras, carnes, aves, pescados, vinos, harina, aceites, animales vivos y hasta esclavos de diverso origen.
La erupción volcánica del 24 de Agosto del 79 DC detuvo el desarrollo de la ciudad en seco, murieron más de dos mil personas en un episodio que duró tres días con una columna de humo de varios kilómetros de altura y una lluvia de piedras, cenizas y piroclastos, esto es lava en el interior del volcán que al salir y entrar en contacto con la atmósfera se solidifica y cae a gran distancia y con mucha fuerza, según el nivel eruptivo. La ciudad completa murió, quedó sepultada por las cenizas y perdida en el conocimiento de la gente y autoridades de la época.
En los siglos XIX y XX se han efectuado importantes excavaciones de esta hermosa ciudad detenida en el tiempo hace casi dos mil años y solo se ha visto poco más de la mitad de ella, aún falta por excavar gran parte de sus ruinas. Cuidado que nada impide al volcán Vesubio entrar en erupción nuevamente y de repente, casi sin aviso, al otro lado del volcán se encuentra la gran ciudad de Nápoles con más de un millón de habitantes.
Lo fascinante de la Historia, caminar por estas calles escondidas por 1900 años ver como eran, sus muros, veredas, negocios, templos, instituciones, su arte, sus creencias y costumbres. Cada casa con un pequeño templete, para honrar a los dioses lares, los dioses domésticos, los familiares ya fallecidos y también a los dioses tutelares principales, Júpiter, Minerva, Baco, la hermosa Venus y el terrible Marte, dios de la guerra.
A fines del siglo XIX se levanta junto a las ruinas ya descubiertas de Pompeya, un santuario mariano dedicado a la Virgen del Rosario con gran afluencia de público entre el pueblo cristiano, de mucha devoción en muchos países, pero no tiene que ver con la antigua Pompeya.
Así fue, en parte, nuestra caminata, con gran emoción, entre las ruinas de Pompeya, en una mañana muy fría de Febrero de 2005.