Por Hugo Rodríguez Bernal
Con un pequeño grupo de amigos emprendemos uno de los viajes más esperados y en esta Crónica de los Tiempos quiero destacar lo sorprendente que ha resultado la Velocidad de los Cambios, ocurridos en el Mundo, en nuestro país y en nuestra ciudad en los últimos cincuenta años. Pensamos en lo tranquilo que era vivir en Los Andes en la segunda mitad del siglo pasado. Pero hemos estado en un sistema de cambios cada vez más acelerado, pocas cosas quedan desde entonces, excepto algunas casas muy antiguas por ahí y las calles que se nos hacen estrechas desde que fuimos “invadidos” por una multitud de vehículos en la década de los años 80.
En Los Andes había solo cinco farmacias, todas rodeando la plaza de Armas, menos una, la Imperio, en Yerbas Buenas y Tres Carrera … ahora se perdió la cuenta de las farmacias de cadenas, frías, serias y de poca calidad de vecindad. Los Mall no existían, ahora ya son varios en una ciudad pequeña pero de mucho movimiento, casi que demasiado, con calles que no han sufrido ampliaciones y un tránsito colapsador, casi todo el día. Antes se leía La Aurora, ahora se lee El Andino.
Desaparecieron los coches Victoria, verdaderos taxis tirados por caballos, debe haber quienes estén de acuerdo con su eliminación, pero otros echamos de menos esa imagen tan nuestra con los paraderos en Maipú junto a la plaza o en la estación. Ahí está lo otro, la Estación, entonces sector muy activo con los movimientos ferroviarios muy continuos tanto de carga como de pasajeros, pero los ferrocarriles eran del Estado y según algunas ideas político económicas, lo que es del Estado solo trabaja a pérdida y es mal administrado.
Entonces nuestros antepasados, ya se quejaban de los cambios ocurridos hasta entonces, por allá por 1968… “esos Beatles cantan pésimo, solo aúllan” mucho mejor era Frank Sinatra y no vamos a comparar ese Pollo Fuentes con Lucho Gatica, ese sí que era un gran cantante.
Si alguien cotidianamente siente que la vida parece una película en cámara rápida y resulta un desafío mantenerse al día, no es el único que tiene esa sensación, muchos somos los abrumados por el ritmo con que corre la nueva información. El presente nos llega como una carrera imposible de ganar. Como quien corre en una cinta sólo para estar siempre en el mismo lugar. Los esfuerzos que hacemos para mantenernos actualizados apenas alcanzan para no quedar demasiado detrás de los acontecimientos.
La Nación de Buenos Aires, informó que “El mundo de hoy nos inunda de datos”. Según Eric Schmidt, presidente del directorio de Google, todo el conocimiento generado desde el inicio de la civilización hasta el año 2003 representa 6 exabytes de datos. Ese mismo volumen de información lo generamos hoy cada dos días. Según un informe reciente de IBM, el 90% de toda la información existente en el mundo fue creada en los últimos dos años. Como muestra, en el minuto que te tomó leer los párrafos anteriores, más de 100 nuevas horas de video se subieron a YouTube, se cargaron algo menos de un millón de tuits, se compartieron en Facebook varios millones de posts, se mandaron decenas de millones de whatsApps y cientos de millones de correos electrónicos.
«Es difícil hacer predicciones, especialmente acerca del futuro», dijo alguna vez el Premio Nobel de Física, Niels Bohr. No obstante, me atrevo a arriesgar que el ritmo de cambio acelerado al que estamos expuestos hoy va a acelerarse mucho más aún. Igual que nos sucede hoy respecto de 1968, dentro de unos años, mirada en retrospectiva, la velocidad a la que suceden las cosas hoy nos parecerá calma. Estar a la altura de ese futuro vertiginoso será desafiante, pero la recompensa para quienes lo consigan será grande.
Que decir de los sistemas educativos tradicionales, que están quedando rápidamente obsoletos, con los dichosos celulares, y los padres llamando a sus niños en pleno desarrollo de alguna clase, con pantallas y computadores por todas partes. Ahora los estudiantes no toman notas de la clase, no, solo al final una foto con el celular a la pizarra y listo, con eso se conforman. Lo demás por internet. Las pizarras blancas claro. Se acuerdan de la tiza?…ya nadie la ocupa.
Buena parte de nuestro éxito y satisfacción mañana se juega en entender la dinámica de estos cambios para tomar hoy las decisiones que mejor moldeen nuestro futuro. En el proceso deberemos lidiar con nuestra propia resistencia al cambio y la tendencia a la nostalgia. El desafío es comprender mejor el presente para así lograr imaginar el futuro. Pero entender es sólo el inicio. Además necesitamos desarrollar nuestras habilidades y actitudes hacia el cambio. De ello dependerá que podamos tomar hoy las decisiones correctas que nos conduzcan a un mañana deseable. Mejor no estar (demasiado) atado al pasado».