Por: Diemen Darwin Delgado García MD. MPH. PhD, secretario General de la Asociación Internacional de Doctores en Ciencias de la Salud en el Trabajo
“Nunca reconoceremos por gobierno legítimo de nuestra patria, sino aquel que sea elegido por la libre y espontánea voluntad del pueblo; y siendo el sistema republicano el más adaptable al gobierno de las Américas, propondremos, por cuantos medios estén a nuestro alcance, a que los pueblos se decidan por él” Francisco de Miranda-El Americano más Universal.
La democracia significa gobierno del pueblo, y república es la cosa del pueblo o cosa pública, en este espacio me referiré al término república, el cual tiene sus bases en el imperio de la ley y en la equidad de todos los ciudadanos. Desde sus comienzos, la república siempre buscó la igualdad de los ciudadanos y también su libertad, de manera tal que el pueblo sea un asunto de todos y no de unos pocos.
Durante el mes de abril en Venezuela se ha ejecutado sin misericordia la tiranía del siglo XXI en América del Sur, según describía Francisco de Miranda: “La tiranía no puede reinar sino sobre la ignorancia de los pueblos”, lo ocurrido en estos días, es que el pueblo es consciente del problema profundo y de la herramienta populista autocrática para hacerse y mantenerse en el poder.
La forma de representase es la de un patrón que se está diseminando y que lamentablemente sigue fracturando a la sociedad civil, con la denominada revolución bolivariana o ciudadana, ambas fundamentadas en el sofismo.
Sofismo en cuyo discurso se solidifica la palabra terrorismo de derecha y levantan la bandera del antiimperialismo. Cabe recordar que la democracia como sistema de gobierno de los estados de América, instala en la sociedad, la idea de soberanía popular, donde el pueblo gobierna a través de los representantes que elige mediante su voto.
Esa voluntad, es la que clama la gran mayoría de venezolanos y venezolanas de todas las edades y de todas las circunscripciones del mundo, ante la grave situación económica, social e institucional, en favor de los derechos humanos fundamentales como el derecho a informarse, a la libertad de expresión, a la libertad ideológica, a la libertad de reunión y de manifestación.
Anhelamos la pacificación de Venezuela, bregando serena pero firmemente por el respeto inexcusable a la Constitución Nacional y a los valores del sistema democrático.
“Entre las diversas maneras de matar la libertad, no hay ninguna más homicida para la república que la impunidad del crimen o la proscripción de la virtud”.
