Por Ezequiel Kieczkier, socio Olivia
A menudo, en las últimas semanas muchos de nosotros miramos a nuestros hijos y nos preguntamos cómo serán estos “cuarentenials”, es decir esta generación que tendrá la experiencia de haber pasado un momento de su vida en cuarentena y en el contexto de una pandemia.
La experiencia histórica demuestra que eventos catastróficos, como una pandemia o desastres de proporciones épicas como Chernóbil, han traído como consecuencia no sólo cambios geopolíticos, sino también cambios sociales y comportamentales. Es decir, finalmente terminaron por afectar la cultura individual y colectiva de la sociedad.
Intentar entender al Cuarentenial implica empezar a preguntarnos cuáles serán sus nuevos hábitos, cómo esta situación cambiará su estructura de pensamiento, cuáles serán sus ejes de decisiones para cuestiones trascendentales de la vida, qué valorarán -como aspectos no transables de su personalidad-, cómo se relacionarán con la autoridad y con el trabajo, cómo se transformará la familia y la relación con el ecosistema social en general, cómo será su relación con la tecnología y con otros seres humanos.
Algunas de estas respuestas y otras más modelarán la sociedad futura, no sólo incluyendo al futuro consumidor, sino también al futuro colaborador de las organizaciones del siglo 21.
La fundamentación para esto considera la forma en la cual el cerebro formula sus ideas primarias, es decir las experiencias vividas, el aprendizaje en el hogar y en las instituciones educativas. Las emociones atravesadas en todos estos procesos, generarán fuertes creencias y modelos de pensamiento en las personas. Esto se verá exacerbado cuando se atraviesan en edades tempranas de la infancia donde se formulan las estructuras básicas de la personalidad, no obstante en este caso que la catalogación de “Cuarentenial” tendrá una particularidad: no solo incluirá una franja etaria, sino a todos los que atravesemos este proceso tan particular que nos toca vivir, es decir, finalmente incluirá a varios sub conjuntos etarios.
Para cualquier organización viva, sea pública o privada, es de vital importancia cambiar el set de preguntas que nos hacemos para entender qué morfología y sistema de pensamiento colectivo deberíamos desarrollar hoy y en el futuro.
Por supuesto que el propio contexto de caos y pandemia plantea sus propios desafíos para abordar este nuevo entendimiento del ser humano. Muchas organizaciones presentan varias tensiones para poder administrar la crisis, es decir el día a día versus la inversión de tiempo que requerirá empezar a entender y modelar esta nueva normalidad. Sin embargo, ya asoma una nueva etapa la cual es momento de empezar a definir y prepararse para esta nueva normalidad.
Naturalmente ya tenemos algunas pistas del futuro cercano
Consumidores que han pasado de operar desde el “deseo” a la “seguridad” como factor decisivo de compra.
Colaboradores que evalúan la coherencia discursiva de sus líderes con las medidas que toman las organizaciones en tiempos de crisis.
Mercado que mira la coherencia discursiva de la marca.
Percepción de que hay mucha más capacidad por parte de las organizaciones para hacer contribuciones sociales concretas que las que mostraban tener hasta ahora.
Ceos que se preguntan para qué tantos metros cuadrados.
Mitos organizacionales como el control y la cercanía física como único camino hacia la efectividad.
Organizaciones que aceleran cambios sin precedentes en la historia de la transformación laboral.
Para poder aprovechar las oportunidades o diferencias que se abrirán en este contexto, es vital dedicar tiempo y esfuerzo de las organizaciones en entender los cambios comportamentales y de sistema de pensamiento para poder entregar algún valor a la sociedad. Sobre esa base conceptual podrán refinar y redefinir sus visiones y planes estratégicos en una forma realmente “People centric”. Bienvenidos a la nueva era Cuarentenials.