Por: Estanislao Muñoz.-
“Un hombre tenía una higuera y fue a sacar frutos y vio que no tenia, dijo a su administrador: córtala, pues hace tres años que vengo a buscar y no los da. El administrador le dijo: déjala señor un año más, yo removeré la tierra y la abonaré, y el dueño dijo: bien, pero después de eso, si no da fruto, la cortas.”
Comentario.
Volveré al tema de la Cuaresma en forma reiterativa y casi cargante, más que perseverante, soy hinchador. Las parábolas de Jesús eran un monumento a la simplicidad, a la claridad y transparencia muy dignas de imitar ayer, hoy y siempre. De una pedagogía clara y simple y con eso que Jesús no había agarrado la reforma educacional de mi país. “Dios nos pille confesados”, pues entre la reforma del gobierno y lo complicado de mi Iglesia, nadie habría entendido el evangelio. Pero volvamos al tema. Aquí el punto a destacar es que la Misericordia es paciente. La higuera no da frutos, es importante la producción, pues los mercados del mundo esperan nuestra fruta, hay compromisos tomados, el dólar, el cobre y la pata de la guagua. Espérate un año, perderemos los clientes. Qué fácil es decirlo en un artículo del diario El Trabajo, pero en la exportadora me va a quedar “la embarrada”, me prohibieron decir “cagada”. Claro, pues aquí funciona otra lógica, es otra la mirada, es otra la visión. Cristianos ilusos, románticos, fuera de la realidad, son “como aquel poeta que pasa por medio de la batalla con una flor en la mano, leyendo las Odas Elementales de Neruda”. Esperar un año. Esto nos lleva a una dicotomía, a dos realidades aparentemente muy distintas y contradictorias y solo introducirán dudas en mis feligreses. Que necesitamos: dudas o respuestas ¿ En una campaña se planteo el eslogan :”Cristo la Respuesta”, a mi no me gusto, para mi Cristo debe ser la gran interrogante, la duda profunda que me lleve en forma contante a reflexionar y a no quedarme con verdades fijas y atemporales, la fe es dinámica. Por ello entre ese, “esperar un año y la necesidad terrenal de la producción”, con estas dos realidades, son las que debemos integrar y unir en nuestras vidas y hacerlas unas, parecen distintas y contradictorias, pero no lo son. Como dar frutos y ser pacientes y tolerantes?, saber ver las diferencias, no todos pueden hacer lo mismos, los talentos son diferentes y por ello los logros. No el que llega primero gana ni el último es perdedor. Como unir la paciencia y la eficiencia? La Misericordia y la paciencia son una misma cosa, pues el amor es paciente, sabe esperar y tolera .Pero no se queda ahí sentado mirándose el ombligo y otras presas: “removeré la tierra y la abonare”. Sera ese caminar incesante siguiendo la huella de Jesús, buscando su rostro entre sus semejantes, pues el fruto que dará esa tierra removida y abonada no es para perfección propia, es para servir mejor al otro que me necesita, que necesita no solo un pan, un kilo de arroz o una caja de mercadería para Navidad, necesita estructuras políticas y sociales que lo protejan, necesita salud, educación, vivienda, trabajo digno , por ello la transformación y cambio a sistemas más justos debe ser una tarea principal de los cristianos. La Misericordia es paciente, pero solo esperara un año y si no da fruto, cortara la Higuera. Aquí volvemos a meter el tema de la Cuaresma: Misericordia-Paciencia-Conversión. “Cambien, el Reino de Dios ha llegado”, debe haber un cambio en la actitud personal de cada cristiano, pero también lo debe haber en la comunidad eclesial, en la Iglesia, y debemos preguntarnos “como andamos por casa ¿”, no para criticar al Obispo o al Párroco, sino para preguntarnos como comunidad en concreto de San Felipe : Nos convertimos, hemos cambiado, damos frutos o seguimos haciendo lo mismo de siempre ¿ arreglamos el terreno, sacamos maleza, aramos, desterronamos el campo, aplicamos abonos ¿ Recuerden que después de un año vendrá el dueño del campo haber si la higuera dio fruto, en caso contrario el administrador la cortara. Dijo un año y lleva 2.000 esperando, por Dios que tiene paciencia.