Por: Estanislao Muñoz.
Cuasimodo…Iglesia en salida…
El nombre de Cuasimodo, proviene del texto evangélico, que en latín es: “Quasi modo geniti infantes…cuya traducción es: “Así como niños recién nacidos”, el cual es leído en la introducción de la Misa, el domingo después de resurrección.- Por ello como una forma de ayudar a cumplir con la comunión, al menos una vez al año que pedía la Iglesia, el sacerdote visitaba a los enfermos en sus casas. En los solitarios caminos rurales de esos años, eran presa fácil de ladrones que robaran los utensilios de valor, como eran el copón de las hostias, patena y otros. Al comienzo se hacían acompañar por guardias armados, pero más tarde era la propia comunidad quien acompañaba al sacerdote, transformándose en una verdadera romería como lo es hasta hoy día. Como toda actividad humana, esta también es dinámica y va sumando elementos propios de la comunidad que la ejerce y la religiosidad popular tiene esa característica y es tremendamente integradora. Adornan el carruaje donde va el sacerdote con las hostias consagradas, en señal de respeto, no usan sombrero y cubre su cabeza con un pañuelo, engalana su cabalgadura, su carreta, luego será la bicicleta, el auto, la moto, cosa muy típica en las parroquias urbano-rurales.
Registros de Cuasimodo solo hay en los albores de la Republica, aunque muchos dicen que proviene de La Colonia. Servía esta actividad de religiosidad popular para recordar la Resurrección del Señor, dado que se realiza al domingo siguiente.
Junto a la comunión que se le llevaba al enfermo, servía también para visitarlo y acompañarlo, tomando en cuenta que eran sectores rurales alejados, y estos son los aspectos que quiero destacar.
Una actividad religiosa conlleva una actitud humana, pues lo religioso no es, ni debe ser, un mundo aparte del diario vivir y ahí hay un error que hemos cometido los creyentes, de separar estas realidades.
El evangelio no es para la otra vida, debe servirnos para el diario vivir, Jesús “ se hizo hombre y vivió entre nosotros”, no fue carne como nosotros para hacernos “escapar a realidades espirituales”, este no es “un valle de lagrimas”, es donde debemos vivir nuestro fe, nuestra esperanza y nuestra caridad o llamada como dijo un día Paulo VI solidaridad, que no es más que amor y preocupación por el otro, por el prójimo, por el próximo, el que está al lado. Y en este “correr a Cristo” como lo llaman las cofradías de Cuasimodistas, esta esa solidaridad por aquella o aquel que está enfermo y muchas veces solo(a), esa es la iglesia en salida, la iglesia en terreno, allí donde te necesitan, allí donde esta Jesús, enfermo, solo, sin compañía, muchas veces abandonado por los suyos, el cual no solo requiere la compañía de Jesús en el pan consagrado, sino también de Jesús en ese hermano, en ese amigo. Cuasimodista, no solo es el que acompaña a Jesús en la especie del Pan, sino al que acompaña el enfermo, que muchas veces está solo y se cumple allí la segunda presencia del Señor: “Donde hay dos o tres en mi nombre, ahí estoy Yo”, dice Jesús.