Por José Alberto López Álvarez, profesor de Castellano y Filosofía, Magíster
Bronnie Ware es una escritora australiana que trabajó por muchos años en cuidados paliativos, es decir, asistiendo a enfermos desahuciados a los cuales se trata sólo con el fin de aliviarles el dolor en el breve tiempo que les queda por vivir. A partir de su experiencia, escribió un artículo que más tarde se convirtió en libro, “Los 5 principales remordimientos de los moribundos”, libro que se ha traducido a 27 idiomas y ha servido de inspiración a miles de personas alrededor del mundo. Todos tenemos cosas de las cuales arrepentirnos, pero cuando se está en el umbral de la muerte, este sentimiento se intensifica porque, a no ser que suceda un milagro, ya no hay tiempo de enmendar las cosas. Buen tema de reflexión para este tiempo sacro para la cultura cristina occidental en que algunos aún conmemoramos el sacrificio del heraldo divino, el Cristo.
¿Cuáles son los cinco principales arrepentimientos de quienes saben que pronto deben dejar el escenario terrestre de acuerdo a las investigaciones de esta enfermera que ha dedicado varios años trabajando en cuidados paliativos de pacientes en sus últimas 12 semanas de vida.? Son:
1- Ojalá hubiese tenido el coraje para vivir una vida auténtica por mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí. Se requiere una buena dosis de coraje para seguir nuestros sueños y anhelos. Mucha gente elige un camino de vida que no sincroniza con sus principales anhelos interiores, ya sea para quedar bien con los demás, o simplemente porque cree que lo que quiere es irrealizable. Esta actitud constituye en sí una inautenticidad.
2- Ojalá no hubiese trabajado tanto. El trabajo puede darnos grandes satisfacciones personales y la sensación de que cumplimos logros personales e institucionales. No obstante, demasiado trabajo nos aleja de nuestros seres queridos y de otras cosas que también son importantes para tener un buen desarrollo personal como el tiempo de ocio recreativo. La adicción al trabajo puede hacernos perder momentos importantes de la vida.
3- Me hubiese gustado tener el coraje para expresar mis sentimientos. En muchas ocasiones nuestra educación familiar y cultura social nos impide expresar lo que realmente sentimos acerca de alguna situación o alguna persona en particular. Aprender a expresar nuestras emociones en el momento correcto con la persona adecuada constituye una vía maravillosa para el normal flujo emocional del corazón, flujo que bloquea arrepentimientos posteriores.
4- Lamento no haberme mantenido en contacto con mis amigos. Con todas las actividades que nos exige la vida contemporánea es común que no tengamos tiempo para nuestros amigos. Gran error. Es fundamental balancear nuestro tiempo para compartirlo con aquellos que han tenido o tienen un valor en nuestras existencias. Es bueno para el alma el ver y hablar con las amistades que de alguna manera se entrelazan con nuestra vida.
5- Desearía haberme permitido ser más feliz. El terror al cambio es un miedo razonable, pues implica cierto riesgo y tal vez una serie de consecuencias inesperadas. Pero mientras ese miedo nos petrifique, no seremos capaces de alzar el vuelo y lograr nuestros objetivos. Todo cambio es un riesgo, pero sin cambios no hay mejoras ni crecimiento anímico.
Sin duda confesiones honestas y francas de personas en sus lechos de muerte, revelaciones de final de vida que en sí implican lecciones de sabiduría y sentido común que debemos aprender para quienes aún tenemos vida, al menos por el momento.
Comprendo que la pregunta es fuerte, pero si usted, estimado (a) lector (a), estuviera desahuciado por los médicos y pronto a morir…¿de qué se arrepentiría?