Por: , magíster en Educación
En 1867, en su obra cumbre “El Capital”, Karl Marx, como filósofo, lanzó su famosa predicción de la “muerte” inminente del capitalismo. En el bicentenario de su nacimiento (5 de mayo 2018), el sistema está vivo y el debate sobre su futuro continúa con no menor intensidad. No obstante, la crisis que durante los últimos años han experimentado varios países desarrollados, hace que cada vez más los expertos hablen de grandes cambios que pronto tendrán lugar en el actual sistema social y económico a nivel mundial.
Tras la desintegración de la Unión Soviética, gran parte de la población mundial creyó que el capitalismo había triunfado por completo. Sin embargo, en los últimos años el sistema económico afronta numerosas conmociones económicas y sociales y la percepción en la población mundial es que el sistema capitalista es un gigante de bronce pero con pies de barro y que en cualquier momento puede derribarse con consecuencias nefastas. Basta mencionar el desequilibrio de la Bolsa ante determinados acontecimientos, como amenazas de guerra, elecciones presidenciales y hasta catástrofes naturales. Según Randall Collins, doctor en economía y sociología, catedrático de la Universidad de Pennsylvania), el fin del capitalismo se producirá en el 2040, año en que según él, más de un 50% de la población activa perderá su trabajo por los procesos de sustitución tecnológica.
Desde la otra vereda, el comunismo no logra convencer del todo a una considerable población mundial, que ve en él demasiada restricción a la iniciativa personal; según una última encuesta realizada en países de América Latina, cerca del 50% de las juventudes se inclinan por un gobierno autoritario con tendencia derechista siempre y cuando éste ofrezca orden social y cierta estabilidad económica, sin ninguna restricción a la iniciativa personal. No desean convulsiones sociales ni cambios bruscos que conlleven desequilibrios.
Son, ciertamente, muchos los aspectos a considerar en la dicotomía capitalismo-comunismo y al respecto existen muchos expertos. Tanto Karl Marx como Adam Smith (cuya obra “La Riqueza de las Naciones” le concedió el título de fundador intelectual del capitalismo) entregaron, desde sus miradas filosóficas, una propuesta para una sociedad más justa y feliz. El problema no radica en el ideólogo, sino en el hombre propiamente tal; con todo el ego sum tan característico de la raza humana, cualquier ideología, incluyendo el cristianismo, puede ser transformada en bandera de caudillos prepotentes que finalmente optan por instaurar totalitarismos insoportables a fin de erigirse como rectores de pueblos y enaltecer su propia figura.
En lo personal, considero que cualquiera sea el ideal social-político a elegir para el futuro que en absoluto debe reducirse al capitalismo-comunismo (aparecerán otras perspectivas), el hombre necesariamente debe volver su mirada hacia el interior y desde esta fuente de energía infinita y divina, construir la utopía por siempre soñada por filósofos y poetas de una tierra justa para todos. De lo contrario, se corre el riesgo de repetir hecatombes de sangre e infelicidad para millones de personas. Usted, lector, ¿qué piensa?.