Por: José Ramón Toro Poblete, profesor Liceo Max Salas
Esta recurrente frase, en boca de muchas personas vinculadas al espectro político y económico, pareciera que es un gran respaldo a la, precisamente, credibilidad en las instituciones.
Será, efectivamente eso? Debiéramos pensar así. Dejar que las instituciones funcionen. La pregunta es ¿A qué ritmo? ¿Con qué o cuál música?
Sabemos que las instituciones funcionan pero, funcionan – en nuestra idiosincrasia – en ocasiones a fuerza de látigo. Con una lentitud asombrosa que es entrampada en cientos de miles de papeles, trámites, licencias médicas o ausencias de quien debe poner la firma (porque es otra la persona que pone el timbre). En fin. Eso lo sabemos.
Y, seguiré pensando que las instituciones funcionan con cierta rapidez, solvencia y eficiencia.
Pero, me vuelve el justo derecho a la duda.
Sí! Porque mientras las instituciones funcionan, quienes están siendo cuestionados tienen más tiempo para preparar su defensa que volverán a entrampar a las instituciones entre más papeles y más trámites, porque las instituciones ¡Así funcionan!
De este modo, habrá espacio a nuevas noticias, nuevos acontecimientos que harán, al ciudadano, olvidar el impacto de un nuevo descubrimiento reñido con la honorabilidad y honra de un servicio público. Hoy se instaló todo el impacto de la información sobre el cómo se trabajaría en la “nueva constitución” y, por supuesto el frente de “mal tiempo” que se acerca y traería grandes precipitaciones este fin de semana.
Por mientras, ¡Las instituciones funcionan!
Que gran tranquilidad. Mientras algo llueve, las instituciones funcionan para descubrir a “los malulos” que han emitido boletas y facturas fraudulentas, (delito grave porque ha sido pensado, calculado para ocultarlo, es decir; delito premeditado) y, no lo escribo bonito como algunos dicen “facturas o boletas ideológicamente falsas”.
Se entiende que el SII no presente nuevos requerimientos porque está muy ocupado en el pago de la devolución de impuestos. SII, está funcionando, se podría decir y, solventemente al servicio de miles de contribuyentes. Es su trabajo.
Perdón, me asalta otra duda (como decía el personaje Humbertito): ¿No será buena estrategia, esperar un ataque, acusación o cargo para preparar una buena defensa bien pensada? De ese modo, habrá más papeles, citaciones, defensas, otro tanto de papeles y, otros tantos nuevos sucesos que harán olvidar ese trámite y noticia.
¡Claro! Mientras tanto el Colo no ha podido tener triunfos y la “U”, tiene una crisis interna, el Wanderito está quemado y no ha podido encumbrarse entre los primeros. Ni hablar del Sultán, que según algunos “está muy buena”…
Y, por mientras, en silencio, a paso lento pero seguro, como se dice; las Instituciones Funcionan.
Y, una última pregunta. ¿No será mejor decir, apuremos a las instituciones en su funcionamiento para que pronto se esclarezca la verdad?, porque….., dejar que las instituciones funcionen……
Esto, es parte de la crisis que estamos viviendo. La falta de credibilidad que se ha instalado en nuestra sociedad y que poco a poco, en silencio, como la diabetes, hace un tremendo daño a nuestra convivencia y, lo peor; detrás de una institución se puede esconder la desidia, un trabajo acucioso y responsable, donde una persona amparada por una institución se sienta segura porque es, la Institución, la que debe responder a pesar que se diga a la opinión pública que se haya iniciado un “sumario administrativo”… peligrosa situación donde la responsabilidad personal se diluya en la responsabilidad de una institución donde existen personas íntegras, responsables y excelentes trabajadores.
Que sea feliz